Más de 1.200 menores de edad están en estos momentos en acogimiento familiar en Galicia, sea en un hogar de su familia extensa o en uno ajeno pero que ha decidido abrir sus puertas a estos pequeños que necesitan una oportunidad. En Cope Santiago hemos llamado a una de esas puertas acogedoras en Santiago de Compostela, la de la familia de Teresa e Isaac y su hijo Olmo.

Desde 2014 se apuntaron al programa que en nuestra comunidad depende de la Xunta de Galicia y gestiona Cruz Roja. Isaac nos cuenta que se decidieron aparticipar después de tener a su hijo biológico. "Cualquiera puede ser familia de acogida" asegura, "no hay que ser de una pasta especial, lo único necesario es compromiso"... y que lo demás, como en un hogar normal. "Compensa sobradamente por muy cansado que pueda llegar a ser" e incluso asegura que "es una actividad egoísta, porque tienes una experiencia vital que te hace estar más vivo".

Una prueba de que "se obtiene más de lo que se recibe" nos la dejaba el hermano de acogida, Olmo, cuando nos contó qué le pidió su hermana a los Reyes Magos: "no pidió nada, solo puso en la carta yo solo quiero a mi familia y ya la tengo, no quiero nada!"

La nueva hermanita de Olmo llegó cuando él tenía cuatro años: él todavía recuerda cómo fue aquel primer día. "Llevaba unos años sin tener una hermana y recuerdo que a la salida del colegio, un día, llegaron con una silla (sus padres) y estaba mi hermana". Ahora, ella tiene siete años y él, nueve y su relación... pues como la de cualquier hermano y hermana de estas edades: "hay momentos en que me gustaría matarla y otros en los que me adora, que nos llevamos genial", asegura con desparpajo.

Isaac asiente: "yo no veo que haya grandes diferencias con la relación que podía tener yo con mi hermano biológico... hay momentos en los que se adoran, otros en los que se cuidan y otros, en los que se matan".

Antes de la llegada de la hermanita de Olmo, la familia tuvo en acogimiento temporal a una pequeña que acababa de nacer y necesitaba un hogar antes de ir en adopción porque había sido abandonado en el hospital. "Eso está pensado para que dure un tiempo determinado y se sabe que va a terminar". El de ahora es un acogimiento permanente, no una adopción, porque su hija tiene cinco hermanos más, con los que no ha roto el vínculo. "Son lazos bonitos, que hay que proteger" asegura Isaac. Admite que puede resultar a veces "complicado": "son muchos vínculos, familias acogedoras con las que hay que relacionarse". Cada quince días procuran que los hermanos biológicos se vean, "algo más en estas fechas especiales, a veces van a dormir unos a casa de otros... siguen teniendo relación de hermanos".

En estos momentos hay 960 familias de acogida, como la de Isaac y Olmo en Galicia. 1.300 menores de edad están además viviendo en residencias, esperando que alguien les dé una oportunidad en su hogar.