REPORTAJE
Ribeira Sacra: el mayor secreto de Galicia
El inicio de la época de vendimia es una excusa inmejorable para visitar esta espectacular comarca
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Entre el sur de Lugo y el norte de Ourense se encuentra un singular territorio bañado por dos grandes ríos de naturaleza muy diversa: Miño y Sil. El primero de ambos, el “pai Miño”, abandona en Lugo su porte elegante y majestuoso para jugar al escondite, entre meandro y meandro, antes de adentrarse en tierras ourensanas. El segundo es el Sil, afluente del primero, que entra firme desde tierras leonesas para atravesar la comarca longitudinalmente, entre dos escarpadas paredes casi verticales, conformando uno de los paisajes naturales más sobrecogedores de toda Galicia.
Se acordó denominar Ribeira Sacra a este conjunto de tierras, que engloba un total de veintiún ayuntamientos, trece de Lugo y ocho de Ourense. Su nombre, al contrario de lo que pudiera parecer, no viene de “ribera”, sino de “robledal” (“Rovoyra Sacrata”, “robledal sagrado” según un documento del siglo XII), aunque popularmente haya triunfado la otra versión. Razones no faltan, pues son precisamente los ríos de la zona –además del Miño y el Sil destacan otros como el Cabe, el Lor o el Bibei–, los que aportan su singularidad a esta tierra que, aún siendo agreste y escarpada, rezuma vida, magia y misterio por todos sus poros.
Una tierra bañada por el agua... y por el vino
La confluencia entre los diferentes caudales fluviales que recorren la Ribeira Sacra es, precisamente, la causa primordial de sus singulares características climáticas. A esto hay que unir su privilegiada situación geográfica, recibiendo a un mismo tiempo la calidez mediterránea de tierras ourensanas y la influencia atlántica del norte, lo que permite el mantenimiento de una humedad relativamente moderada durante la época estival y unos inviernos sin los rigores de otras comarcas lucenses. De hecho, es este peculiar clima quien hace posible que proliferen en la comarca cultivos como la cereza, la oliva y, de un modo especial, la uva.
Si hablamos de uva, en la Ribeira Sacra hay una casta que destaca sobre todas las demás: la mencía. Se trata de una variedad tinta, muy común en el noroeste de la Península Ibérica, de la que se obtienen vinos jóvenes, afrutados y con una gran consistencia en boca. Aún así, en los últimos años el buen hacer de los viñadores de la zona ha permitido a sus vinos subir varios peldaños, mediante la incorporación de técnicas de envejecimiento y la introducción de otras variedades autóctonas de uva, entre las que destacan nombres tan curiosos como los de merenzao, brancellao, caíño o sousón. También hay espacio en la comarca para el cultivo de uva blanca –principalmente de las variedades godello, albariño y treixadura–, aunque en menor medida que en el resto de zonas vitícolas de Galicia.
Los vinos de la Ribeira Sacra están amparados desde el año 1992 por un Consejo Regulador de la Denominación de Origen (C.R.D.O.) que controla 2.500 hectáreas de viñedo agrupadas en cinco subzonas diferentes –Chantada, Amandi, Ribeiras do Miño, Ribeiras do Sil y Quiroga-Bibei– , cada una con sus características propias. En lo relativo a la producción, lo que empezó siendo un complemento económico para los paisanos de la comarca se ha ido convirtiendo paulatinamente en una industria pujante y cada vez más especializada. De hecho, hay algunas bodegas que producen una gran cantidad de botellas –Rectoral de Amandi, Adegas Moure, Regina Viarum, Ponte da Boga o Vía Romana, con más de 100.000 litros anuales cada una– y otras más pequeñas que han obtenido numerosos premios internacionales y llevar sus productos más allá de nuestras fronteras, a mercados tan exigentes como Japón, EE.UU. o los países nórdicos –Guímaro, Algueira o Adega Cachín–.
Para conocer mejor los diferentes vinos de la zona es recomendable visitar el Centro do Viño da Ribeira Sacra, situado en el casco histórico de la ciudad de Monforte de Lemos, capital de la comarca. Allí podremos conocer la historia de la “viticultura heroica” –denominada así por lo escarpado de las pendientes en donde se cultivan las vides, con un mínimo de 17 grados de inclinación– y también adquirir cualquiera de las marcas comerciales reconocidas y amparadas por la D.O. –en la web del Consejo Regulador se pueden consultar todas ellas, además de conocer más a fondo las peculiaridades de cada bodega–.
Otra opción, también muy recomendable, es visitar alguna de las ferias de exaltación y degustación que organizan diferentes municipios a lo largo de la primavera. La primera, y quizás la más multitudinaria, tiene lugar en Chantada el segundo fin de semana de marzo; la segunda, dedicada exclusivamente al vino de Amandi, se celebra en Sober durante el fin de semana de Ramos; la tercera, la más etnográfica de todas, tiene como escenario las bodegas centenarias de Vilachá de Salvadur, en A Pobra do Brollón, a principios de mayo; y la cuarta, también en mayo, se celebra en Ferreira de Pantón, municipio líder en cuanto a producción de uva se refiere. Desde hace algunos años también se organiza una muestra conjunta de todas las subzonas, que suele tener lugar en Monforte a principios del mes de julio.
Para conocer de primera mano las bodegas –y también a los propios viñadores de la zona– existe una serie de recorridos en bus que reciben el nombre genérico de Ruta del Vino de Ribeira Sacra. Estos “viñobuses” parten de diferentes lugares de la comarca y alrededores –por lo general, Lugo, Ourense y Monforte de Lemos– en varias épocas concretas del año, principalmente durante la Semana Santa y la época de vendimia.
Tres asignaturas obligadas: geología, arquitectura y antropología
Pero como no todo va a ser hablar de vino, también es necesario conocer otras riquezas de la comarca, tanto naturales como patrimoniales. No hay que olvidar que la Ribeira Sacra es Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Xunta de Galicia, y está en proceso de poder obtener los títulos de Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Asimismo, tres de sus ayuntamientos orientales –Quiroga, Ribas de Sil y Folgoso do Courel– han obtenido recientemente el título de Geoparque Mundial, también por parte de la UNESCO. Para conocer estos múltiples atractivos de la zona, desde el Consorcio de Turismo de Ribeira Sacra nos ofrecen la posibilidad de realizar varias rutas temáticas en diferentes épocas del año.
Las rutas geológicas nos permiten conocer atractivos tan interesantes como el Túnel de Montefurado (Quiroga), una gran excavación en la montaña que los romanos realizaron para desviar el cauce del Sil y aprovechar sus recursos auríferos, así como la propia historia de la formación de los cañones, un recurso interesantísimo para mostrar la evolución de Galicia desde hace millones de años.
Los precipicios, que son uno de los grandes atractivos de este paisaje secular, se pueden contemplar desde numerosos miradores que existen tanto en la ribera del Miño como en los propios cañones del Sil. Los dos más mediáticos son el Mirador do Cabo do Mundo (O Saviñao), que ofrece una de las imágenes más hermosas de los meandros que realiza el Miño en su recorrido, y los Balcones de Madrid (Parada de Sil), que reciben este nombre porque era el lugar desde donde antaño las mujeres de la zona veían a sus maridos emigrar. También se puede disfrutar de las vistas desde otros miradores como los del Duque, Cadeiras o Pena do Castelo, situados en el entorno de la subzona vitivinícola de Amandi.
Además de estos monumentos naturales, son también numerosos los monumentos construidos por el hombre que se nos muestran en las rutas del románico y de los monasterios. Cabe destacar que una comarca como la Ribeira Sacra, situada en el interior de Galicia, sea uno de los lugares de España con mayor concentración de monasterios y joyas del románico.
En la vertiente orensana podemos destacar el monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil (Nogueira de Ramuín), que es el mejor conservado dada su reconversión en parador de turismo. Pero, sin duda, uno de los más curiosos es el de San Pedro de Rocas (Esgos), literalmente excavado en la roca, que es el monasterio más antiguo de España y que fue declarado monumento histórico-artístico en el año 1923. También merece atención el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil (Parada de Sil), un cenobio benedictino al que se accede por una profunda bajada rodeada de bosques de robles y castaños centenarios.
Entre otros monasterios que merece la pena visitar se encuentran cuatro dedicados a Santa María (Montederramo, Xunqueira de Espadanedo, Ferreira de Pantón y Pesqueiras, en Chantada) y dos a San Paio (Abeleda, en Castro Caldelas, y Diomondi, en O Saviñao). Además, hay varias iglesias de notable valor histórico-artístico, como las de San Vicente de Pinol (Sober), Santa María de Nogueira de Miño (Chantada) o San Pedro de Bembibre (Taboada), por poner algunos ejemplos.
No podemos olvidar tampoco los cascos históricos de localidades como Castro Caldelas, Portomarín, Chantada o, de un modo especial, Monforte de Lemos, que es la capital de la Ribeira Sacra y nos ofrece un ejemplo palpable de 'ciudad-fortaleza' de la época medieval, con un extenso patrimonio de construcciones religiosas, castillos, pazos y puentes.
En lo relativo a patrimonio inmaterial, es importante resaltar varios carnavales de la zona, como el Entroido Ribeirao (Chantada), el Oso de Salcedo (A Pobra do Brollón) o los 'felos' (Esgos), además del Folión de Carros (Chantada) y las fiestas de 'fachas y fachós' de Castro Caldelas, Vilelos (O Saviñao) y Castelo (Taboada). Asimismo, merecen un lugar destacado las alfarerías tradicionales de Gundivós (Sober) y Niñodaguia (Xunqueira de Espadanedo), sin olvidar los 'esgrafiados', una técnica de ornamentación que se puede contemplar en varios edificios de la comarca.
Para conocer mejor todos estos atractivos patrimoniales, existen en la zona varios museos y centros de interpretación, como el Ecomuseo de Arxeriz (O Saviñao), el Museo-Taller de Olería de Niñodaguia (Xunqueira de Espadanedo), la Rectoral de Gundivós (Sober), el museo geológico de Quiroga o los museos etnográficos de Quiroga y Castro Caldelas.
El turismo: presente y futuro de la comarca
Si hablamos de turismo en la Ribeira Sacra, sin duda alguna hay que empezar por el patrimonio natural de la comarca. Existen numerosas rutas de senderismo, muchas de ellas homologadas, a través de las cuales podemos gozar de toda la riqueza paisajística, forestal y faunística de este territorio. De hecho, a través de diferentes recorridos de dificultad variable, podemos encontrarnos con sorpresas tan espectaculares como la Fervenza de Augacaída (Pantón), una de las cascadas más hermosas de toda Galicia, o el Bidueiral de Montederramo, un bosque de abedules de gran importancia ecológica a nivel europeo.
Pero, sin duda, la ruta más importante que atraviesa la Ribeira Sacra es el Camino de Invierno, una variante jacobea que entra en la provincia de Lugo desde la comarca orensana de Valdeorras y pasa por los municipios de Quiroga, A Pobra do Brollón, Monforte de Lemos, Pantón, O Saviñao y Chantada antes de continuar hacia Santiago de Compostela. Este camino, que fue reconocido oficialmente por la Xunta de Galicia en agosto de 2016, era utilizado tradicionalmente por los peregrinos para evitar las nieves de O Cebreiro, de ahí su nombre.
En lo relativo a otras actividades de ocio menos exigentes para las piernas, no podemos olvidar las rutas en catamarán, que nos muestran los cañones desde la perspectiva del río, o los viajes en globo, un éxito sin precedentes que nos permite contemplar desde el aire la majestuosidad del territorio. También hay que resaltar la música, a través de eventos como el Castanhazo Rock, en Chantada, para los amantes del punk, ska y otros estilos 'combativos', o el Festival 17º Ribeira Sacra, que se celebra en diferentes puntos de la comarca y acoge propuestas musicales más eclécticas.
Para descansar y reponer fuerzas disponemos también de múltiples posibilidades, empezando por los paradores de Santo Estevo de Ribas de Sil y Monforte de Lemos, siguiendo con el Hotel Balneario Oca Augasantas de Pantón y el Eurostars Pazo de Sober, y terminando con numerosas casas rurales, pensiones rústicas y hoteles de tipo más convencional. Si hablamos de gastronomía, existen en la comarca diferentes mesones y casas de comida que nos ofrecen platos típicos basados en las carnes (ternera y cerdo), pescados (truchas y anguilas) y verduras de la zona. No obstante, hay también opciones más contemporáneas y sorprendentes, como las de los restaurantes Edulis (Monforte de Lemos) o Merenzao (Sober).