Jesús Ximénez: “El árbol de Navidad de la Puerta del Sol consume como dos secadores de pelo"

El nieto del fundador de Iluminaciones Ximénez ha estado con Cristina para contar cómo comenzó la empresa y los proyectos actuales

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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¿Sabes de dónde salen las impresionantes luces de Navidad que inundan tu ciudad? Pues de la fábrica de una familia cordobesa. Se llaman Iluminaciones Ximénez y Cristina ha hablado con el director internacional de la empresa y, además, nieto del fundador. Se llama Jesús Ximénez y cuenta que todo empezó en 1945: “Con una tiendecita que tenía mi abuelo, que parece un cuento cuando lo contamos, pero es real: fue una estrella que hizo para su fachada y, de ahí, en la posguerra, en todo el tiempo que había de oscuridad, consiguió iluminar su casa, su tienda y, de ahí, al año siguiente la calle, luego el pueblo”.

La empresa ya llega a 600 ciudades en 40 países del mundo, lo que hace que sea enorme: “Por segundo año consecutivo tenemos proyectados los 5 continentes. Ha sido en la última década cuando hemos tenido más proyección internacional y estamos muy contentos por todos los proyectos y las ciudades que nos llaman para trabajar con ellos”, explica Jesús, que también detalla que “en Australia hemos trabajado con un proyecto no tan navideño: un laberinto de luz con mezcla de colores y nuevas tecnologías que ha sido un espectáculo nunca visto antes allí y ha tenido mucho éxito”. Es más, tal y como explica Jesús, “cambia de luz si hay presencia humana, y no solo decora de noche, durante el día lleva una lámina con un tono azul que hace que el sol reflecte en el suelo y va haciendo una sombra con cambio de color que es muy bonito”

Podemos irnos incluso a Moscú, donde también tienen proyectos en marcha: “Es el segundo año que trabajamos y estamos instalado un túnel de casi 300 metros de longitud, llevan una galería de bóvedas gigante de 14 metros de alta... son muy ostentosos y les gusta el gran volumen”.

“En el norte de Europa trabajamos y buscan colores más cálidos, más amarillento, recordando la incandescencia antigua”, continúa el empresario, “y en países como Panamá, que hemos hecho este año uno de los proyectos más grandes de hispanoamérica, todo lo contrario: les gusta el colorido que además cambie, todo muy vivo”.

Jesús reconoce que “es un trabajo muy bonito porque nosotros lo vemos desde el papel de los diseñadores y cuando lo vemos hecho realidad se ponen los pelos de gallina, viendo cómo lo que sale de un papel va al mundo y la gente lo aprecia”.

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