¿Ser adoptado es un factor de riesgo para cometer un homicidio?: "Es una cosa que hay que aclarar"
Ha surgido la duda de si un niño adoptado tiene más posibilidades de perpetrar un parricidio, en 'La LInterna' una neuropsicóloga y una experta en adopciones lo dejan claro
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
La sociedad sigue conmocionada tras el asesinato de una madre en Castro Urdiales, Cantabria, a manos de sus hijos. Los niños de 15 y 13 años de edad, y desde el primer momento los medios de comunicación destacaron que los niños eran adoptados y de procedencia rusa.
Para el director de 'La Linterna', Ángel Expósito, es importante aclarar que la adopción es “un proceso muy complicado”, pero que “el vínculo que se construye es inmenso”. Este martes, en el programa, la coordinadora de ACI, (asociación para el cuidado de la infancia), y mediadora especializada en adopción, María Lillo, ha explicado que “está mal lo que han hecho esos niños, sean adoptados o no”, pero que hay que ver la educación que estaban recibiendo.
Igualmente, la neuropsicóloga del programa, Aurora García Moreno, ha asegurado que hay diferentes razones que pueden llevar a unos niños a cometer tales actos “tanto adoptados como hijos biológicos, esto es una cosa que hay que aclarar”.
“Aún no han resuelto el duelo de no poder tener un hijo biológico”
Y es que, según García, se debe tener en cuenta “cómo es el funcionamiento de los núcleos familiares”. Alega que muchos padres “no son conscientes de los problemas que tienen sus hijos adoptados. Algunos perciben cambios en la conducta, pero no indagan en por qué”.
La neuropsicóloga admite que se está encontrando “cada vez más” a familias que viven procesos largos de adopción que conllevan un “gran desgaste emocional” y que después de recibir al niño “aún no han resuelto el duelo de no poder tener un hijo biológico”. Todo esto, “dificulta la adaptación” del niño.
En cuanto a los menores, algunos pueden padecer enfermedades provenientes de la madre que le dio en adopción, como el síndrome alcohólico fetal, desnutrición, o incluso, conforme señala García, “problemas psicológicos”. Sin embargo, “los padres son los referentes de esos niños, y el estilo de educación: democrático o autoritario, cada uno en su casa elige cómo quiere educar”.
El método educativo elegido es el que va a “acercar emocionalmente” a los padres y el niño, y “menos conflictos va a causar”.
¿De qué depende el estado mental de un niño?
Por otra parte, Ángel cuenta que María Lillo ha insistido en decir que los niños adoptados no son más propensos a ser violentos, y argumenta diciendo que influyen “el entorno familiar, la crianza, la experiencia pasada y sobre todo el estado de salud mental”.
No se puede predecir la adaptación de un niño adoptado, pero la experta indica que de ahí la necesidad de “saber cómo actuar ante posibles dificultades”. Y es que, los menores que hayan experimentado “vivencias muy traumáticas”, tienen un “mayor riesgo de manifestar esos sentimientos negativos y de rechazo”.