José Luis Restán

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Con un amplio y rápido consenso, el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha sido elegido esta mañana nuevo presidente de la CEE para los próximos cuatro años. Como él mismo ha explicado, el presidente no es “el jefe de los obispos” y la Conferencia es un instrumento al servicio de la comunión entre las diócesis españolas. No hay que magnificar lo que significa este cargo, pero sí ponderar la responsabilidad que conlleva, y por eso conviene que la gente corriente de la Iglesia que camina en España, y también la sociedad y las instituciones, conozcan algunos rasgos del nuevo presidente, al que algunos ya le han puesto la etiqueta de “conservador”. Pues vale.

Luis Argüello nació hace 70 años en Meneses de Campos, Palencia, y se licenció en Derecho en los años de la agitación estudiantil previa a la llegada de la democracia, proceso en el que se implicó con pasión juvenil. En esa época fermentó su interés por la marcha de la ciudad común, por la política y los debates sociales. En 1986 fue ordenado sacerdote en la diócesis de Valladolid, donde muy pronto fue llamado a desempeñar responsabilidades de gobierno. Siempre ha tenido una mente inquieta y un deseo de conocer los grandes debates de nuestro tiempo como parte de su responsabilidad pastoral.

Entre 2018 y 2022 ha sido secretario general de la CEE, un servicio que ha permitido a los obispos valorar su capacidad de tejer comunión, su potencia cultural y su disposición al debate cordial con las distintas instancias sociales. No tiene ninguna nostalgia de tiempos pasados y es consciente de que la Iglesia debe aprender a situarse en una sociedad plural, donde las leyes y las costumbres contradicen con frecuencia la propuesta cristiana. Al regresar del reciente Sínodo de los Obispos comentó que la verdadera fuente de la novedad es “ser fieles a Cristo, el único que es enteramente joven” y subrayó que el Papa nos invita a “salir juntos para una nueva misión con la participación de todas las vocaciones que surgen en la Iglesia”. En ese “salir juntos” a Argüello le toca ahora una especial responsabilidad. Buena travesía.