La firma de José Luis Restán: Vida plena

En nuestro mundo se ha difundido la falsa idea de que el cristianismo es aburrido

José Luis Restán

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Ayer falleció Jesús Carrascosa, Carras, el responsable de Comunión y Liberación en España, el movimiento fundado por Don Luigi Giussani que el propio Carras había iniciado a finales de los años 70 en nuestro país junto a su mujer, Jone, y otro matrimonio amigo, José Miguel Oriol y Carmina Salgado.

En nuestro mundo se ha difundido la falsa idea de que el cristianismo es aburrido, autodefensivo, que siempre mira hacia atrás, que levanta muros para protegerse, que es enemigo de la razón y de la libertad. Podríamos gastar horas en rebatir estos tópicos, pero se me ocurre un camino más sencillo: mirar la vida de un hombre como Jesús Carrascosa. Una vida llena de pasión y de ímpetu por construir, de capacidad de gustar de cada aspecto de la realidad, libre y llena de inteligencia, que no se asusta por las circunstancias que vienen mal dadas. Una vida forjada por el encuentro con Cristo en la comunión de la Iglesia. La Iglesia que para él fue siempre el lugar de una amistad única, sin fronteras, que no depende de sensibilidades o de cuentas pendientes sino de “Aquel que está entre nosotros”. Por eso no se escandalizaba de sus límites o debilidades, por el contrario, amaba su historia en todos sus detalles.

Tras años de recorrer el mundo como responsable del Centro Internacional de CL, regresó a España en 2021, ya con 82 años, y podría haber aspirado al merecido descanso. Sin embargo, dijo un nuevo “sí” cuando se le pidió asumir la guía de este movimiento en España, tarea en la que ha desplegado una paternidad incansable durante los últimos dos años, siendo un espectáculo especialmente para los más jóvenes.

Carras ha sido misionero de los pies a la cabeza, del amanecer a la noche, no porque tuviese ningún plan, sino porque no concebía que la pobre gente como él se quedase sin el tesoro de la vida que es Cristo presente aquí y ahora. La Iglesia puede atravesar mil crisis, pero sigue viva, sigue siendo interesante, sigue suscitando esperanza, porque genera hombre y mujeres como éste.