La ley debe ser un camino para el amor
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Acaba de publicarse una homilía inédita de Benedicto XVI centrada en San José, una de las figuras que más amaba y que es fundamental en la Navidad. Comienza con una preciosa reflexión sobre la relación entre la ley y el amor. Para José “la ley no es simplemente la observancia de unas normas, sino que se presenta como una palabra que abre al amor de Dios”. Y lo ilustra con la situación que hubo de afrontar al descubrir que María, su prometida, esperaba un hijo. Dice Benedicto que “podemos imaginar su decepción: conocía a esta muchacha y la profundidad de su relación con Dios, la extraordinaria pureza de su corazón”. Entonces, ¿qué hacer? Podía demandarla ante el tribunal y así exponer a María a la vergüenza, destruirla como persona; o podía despedirla en privado, con una carta de separación. José, un hombre verdaderamente justo, aunque sufrió mucho, toma el segundo camino, que le permite encontrar la unidad entre la justicia y el amor, y eso le abre a escuchar la voz del ángel, que le da a conocer que se trata de una obra del Espíritu Santo. “Toda la ley es una expresión del amor y debe cumplirse entrando en la lógica del amor”, dice el Papa Benedicto, y nos advierte de que también los cristianos tenemos la tentación de entender la religión como un paquete de reglas, prohibiciones y normas, y esto lleva “a una cierta amargura y dureza de corazón”. Debemos superar siempre este peligro y encontrar a la Persona de Jesús, y en ella, el camino de la vida y la alegría de la fe.
Al final de la homilía, se refiere a la respuesta de José a la palabra del ángel. Supo comprender que “era realmente la voz de Dios, que no era un sueño”. La fe se convierte para él en el fundamento sobre el que vivir. José era un hombre práctico y sobrio, un hombre de decisión. No debió ser fácil encontrar en Belén un lugar discreto y protegido para que naciera Jesús, ni organizar la huida a Egipto, ni decidir volver a Nazaret. San José nos invita a estar cada vez más cerca de la persona del Señor, y eso se traduce en “el servicio cotidiano para cumplir con nuestro deber en el gran mosaico de la historia”.