José Luis Restán

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Los obispos españoles, reunidos ayer en una Asamblea extraordinaria para analizar el Informe del Defensor del Pueblo sobre los abusos en el ámbito de la Iglesia Católica reiteraron su petición de perdón a cada una de las víctimas y se comprometieron a trabajar en la reparación integral del daño que han sufrido. Hoy el obispo secretario, César García Magán, ha explicado que esa reparación se refiere también a todo el cuerpo de la Iglesia, un aspecto importante, porque con estos crímenes y pecados no sólo ha sufrido cada una de las víctimas, sino todo el pueblo de Dios.

Precisamente, al concluir el Sínodo, el Papa ha dicho que le gusta pensar la Iglesia como un pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor, el “santo pueblo fiel de Dios” en camino, santo y pecador, ha subrayado Francisco. Eso es lo que no se suele ver cuando se presentan caricaturas o estereotipos de la Iglesia, las que dibujan ciertos medios desde su hostilidad manifiesta, pero también las que podemos ofrecer los propios católicos con nuestras reducciones ideológicas de la Iglesia. Siguiendo la imagen del Papa “el santo pueblo fiel de Dios” tiene conciencia de su dignidad, bautiza a sus hijos, los educa en la fe, los convoca a la Eucaristía, entierra a sus muertos. Pues bien, este pueblo ha sido herido profundamente por el pecado de algunos. En realidad, a lo largo de toda la historia sufre en su cuerpo el daño que provocan los pecados de sus miembros, y en cada época debemos estar atentos a la reparación necesaria, a la curación de esas heridas.

El Papa ha acentuado el riesgo del clericalismo (que no es solo cosa de curas y obispos), pero yo me atrevo a añadir el de la pasividad o la indiferencia de muchos miembros de ese pueblo. Todos tenemos parte en la tarea de la reparación, aceptando la humillación que supone el pecado de algunos hermanos y, sobre todo, con el testimonio humilde y cotidiano de que Cristo es el único que salva. Este pueblo, a veces maltrecho, sigue caminando porque Él no lo abandona, y así, sigue siendo esperanza para el mundo.