Valentía, amor y buen juicio
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Hoy quiero recordar a un amigo que ha sido testigo de una fe luminosa y referente de compromiso público con el bien común y la concordia. Me refiero a Eugenio Nasarre, que falleció el pasado sábado de forma imprevista. Eugenio no necesita ya loas ni galardones, si le recuerdo ahora es por mi propio bien y por el bien de esta sociedad tantas veces desmemoriada y sin pulso.
Recuerdo bien su inquietud y lucidez intelectual. Era un hombre que amaba la razón y eso, desde luego, es muy propio del cristiano. Me sorprendió siempre, también, su libertad. Tuvo muchos cargos y responsabilidades, tuvo compromisos políticos varios, y en todos sirvió con lealtad y dedicación rigurosa, pero siempre mantuvo su libertad de criterio, aunque eso implicara disgustos e incomprensiones. Cuántas veces le vi contradecir la opinión dominante, eso sí, sin presunción ni altanería, con racionalidad, con equilibrio y con esa última luz de bondad que parecía siempre irradiar.
Eugenio fue, en la mejor definición de Orígenes, “hombre de Iglesia”. Traduzco: fue alguien continuamente generado por la madre Iglesia, por su memoria, por la liturgia, por la comunidad, y por eso podía participar en los debates eclesiales libremente, siempre para construir, siempre dentro de una unidad que jamás dañó.
Era muy consciente de habitar en un mundo que cambiaba a velocidad de vértigo, desde aquel mayo del 68, que quiso presenciar directamente en las barricadas de París, hasta el drama de una sociedad que ya no sabe reconocer el valor de la vida humana. Le preocupaba el futuro de nuestras democracias y de Europa, y la forma en que los cristianos debemos hacernos presentes hoy, pero la angustia nunca le atenazó porque en él prevalecía la verdadera esperanza. “Hemos recibido un espíritu de valentía, amor y buen juicio”, decía san Pablo a su discípulo Timoteo. ¡Qué bien encarnaba Eugenio esa imagen del cristiano que ofrecía el apóstol! Me alegro de haber aprendido tanto a su lado, de haber caminado con él. Seguimos, Eugenio, gracias por todo.