Carta del obispo de Lleida: «Comunicar y escuchar»

Con motivo de la Jornada de las Comunicaciones Sociales, Giménez Valls reconoce que la Iglesia debe esfrozarse por «escuchar los graves problemas de la sociedad»

salvadorgimenez

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Vivimos en un mundo en el que no podemos prescindir de la comunicación que nos llega desde fuera (prensa escrita, ondas de radio o imágenes de televisión). Todos nos aprovechamos de sus contenidos y pretendemos estar plenamente informados. Lo hacemos utilizando los medios de comunicación social que tenemos a nuestro alcance o que se acomodan a nuestros gustos o intereses. Es cierto que también buscamos la verdad de los acontecimientos para responder con claridad en las tertulias o para formarnos una idea cabal de lo que nos rodea.

La misión de los medios de comunicación social se centra en un empeño constante por contar con objetividad lo que ocurre, por participar en el intercambio de ideas y proyectos, por hacer cada día más digna y creíble la tarea de los profesionales y por ayudar a construir una sociedad más justa y solidaria. La Iglesia agradece ese esfuerzo sincero y celebra cada año una Jornada dedicada a los medios. Coincide con la fiesta de la Ascensión del Señor cuando invita a sus discípulos a comunicar al mundo entero lo que han visto y oído en su modo de proceder. Para los cristianos es fundamental transmitir las enseñanzas de Jesucristo: las aprendemos con diligencia, las vivimos buscando la autenticidad y las comunicamos con convicción y con mucha alegría.

No es momento adecuado para señalar la importancia de los medios en una sociedad libre y abierta ni para entrar en una valoración de los mismos. Mucho hay escrito sobre ello y todos los estudiosos sobre el tema convienen en estimar el trabajo de los profesionales y de las empresas en este servicio esencial. La Iglesia alude o desarrolla cada año un aspecto de los medios en esta Jornada que pueda resultar interesante o atractivo para todos. En ese sentido mi pretensión se reduce a comentar el lema y el mensaje anual del papa Francisco y agradecer la labor de quienes nos brindan su experiencia y su saber en el marco concreto de nuestra realidad social.

La Jornada de este año hace la número 56 y la celebramos el domingo 29 de mayo. El lema escogido es Escuchar con los oídos del corazón. El comentario que hace el Papa centra la atención en el verbo escuchar, decisivo en la gramática de la comunicación y condición para un diálogo auténtico; se adentra en algunos pasajes de la Biblia para mostrar la iniciativa de Dios que nos habla y del hombre que responde con la escucha. No olvida mencionar las posibles dificultades que se crean en esta relación pero termina con el apunte de dos frases que dan mucho que pensar: “un corazón capaz de escuchar”, es la petición del rey Salomón a Dios ante una variada oferta y, al escoger esta revela el rey una gran sabiduría. La segunda frase es de san Agustín cuando invitaba a todos a escuchar con el corazón, no sólo exteriormente por los oídos. Esto implica una actitud global de la persona que acoge al otro desde lo más profundo de su ser y se compromete con su vida y con su historia. Nos habla de no escuchar a escondidas o espiar instrumentalizando a los demás para nuestro interés, huir “de escucharnos a nosotros mismos” favoreciendo el egoísmo y tratar que la escucha sea el fundamento de un diálogo sincero y auténtico.

La misma Iglesia tiene que esforzarse para no caer en la tentación del soliloquio, de escuchar los graves problemas de la sociedad, de valorar diversas fuentes y ofrecer una escucha entre hermanos que permita ejercitar el arte del discernimiento que aparece siempre como la capacidad de orientarse en medio de una sinfonía de voces. Equilibrio, armonía y confianza harán posible, si lo sabemos aplicar, un resultado acorde con las pretensiones de la objetividad, de la búsqueda de la verdad y con la apreciada valoración de los semejantes. Sin insultos ni descalificaciones.

+ Salvador Giménez Valls

Obispo de Lleida