Antonio Vela, primer diácono permanente en Zamora: "Lo primero es que mi mujer y mis hijos estén de acuerdo"

Por primera vez en la historia de la diócesis, el obispo Fernando Valera, ordenará a un diácono permanente en una celebración que tendrá lugar en la catedral este 25 de febrero

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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"Mi familia ocupa un lugar importantísimo, pues desde el primer momento en que mi esposa, mis hijos y mis nietos supieron de mi vocación al diaconado, me sentí apoyado y siempre he recibido ánimo de todos ellos para ir adelante". Así lo expresa Antonio Vela, que se convertirá este 25 de febrero en el primer diácono permanente en la historia de la diócesis de Zamora. "Hay que tener en cuenta que, al ser casado, mi esposa ha tenido que dar su consentimiento por escrito para manifestar su conformidad con mi ordenación", subraya.

Tras la firma del decreto del obispo Fernando Valera, a través del cual se instituía el Sagrado Ministerio del Diaconado Permanente "tanto para varones casados como para aquellos que deseen permanecer célibes, conforme a la legislación y normativa de la Iglesia Universal, de la Conferencia Episcopal Española y aquellas disposiciones que en el futuro redacte la propia diócesis".

Sobre su vocación, el mismo explica que siempre tuvo deseos de visitar Tierra Santa "y allí sucedió que sentí unos deseos muy fuertes de servir a Dios, a la Iglesia y a mi prójimo". Cuando se preguntó cómo podía hacerlo un sacerdote muy cercano le informó de la existencia del Ministerio del Diaconado Permanente. "A la vuelta de mis vacaciones de verano comencé todos los trámites para comenzar los estudios correspondientes en la Facultad de Teología de San Dámaso y continuar todo el proceso de formación".

Jubilado y con 68 años

Antonio Vela es un maestro jubilado de 68 años, casado con tres hijos y 7 nietos. La mayor parte de su vida la ha pasado en Getafe donde se ha dedicado a la docencia.

Aunque siempre ha sido un hombre de fe, vivió momentos de confusión: "me sentía perdido, no sabía cómo responder al Señor". Tras su viaje a Tierra Santa decidió explicarle esta experiencia a un sacerdote amigo "porque necesitaba una dirección u orientación". Este presbítero zamorano le escuchó durante un tiempo y enseguida entendió la vocación que había nacido en Antonio. "Mi amigo el cura me habló del diaconado permanente y me explicó qué era. En ese momento entendí que era eso lo que el Señor me pedía. Quería ser diácono permanente".

Dicho y hecho. Antonio Vela inició a partir de ese momento, tras conversaciones con el obispo de Zamora en aquel momento, su formación específica. Y aunque finalizó hace años la preparación, es ahora cuando monseñor Valera ha entendido que Antonio Vela podrá dar el gran paso de servir a la iglesia diocesana de Zamora. La familia de Antonio lo vive con alegría y emoción, "lo primero es que mi mujer y mis hijos estén de acuerdo".

¿Qué es un diácono permanente?

El ministerio eclesiástico, que es el ministerio de los hombres dedicados al servicio de Dios, comprende tres grados diversos del sacramento del orden sacerdotal: los obispos, los sacerdotes y los diáconos.

Dos de estos grados participan ministerialmente del sacerdocio de Cristo: el orden episcopal, correspondiente a los obispos y el orden del presbiterado, correspondiente a los presbíteros o sacerdotes.

El orden del diaconado, según lo afirma el Catecismo de la iglesia Católica en el número 1554, está destinado a ayudar y a servir a los obispos y a los presbíteros. Diakonía es una palabra griega que significa servicio, y es de tanta importancia para la Iglesia que se confiere por un acto sacramental llamado “ordenación”, es decir, por el sacramento del orden.

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