La Iglesia en Sevilla se vuelca en oración con el Papa con "amor filial"

“Nos unimos a los cristianos de todo el mundo que elevan plegarias por su pastor” fueron las primeras palabras del arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, quién ha presidido este miércoles una oración por el restablecimiento de la salud del Papa Francisco que se ha celebrado en el trascoro de la Catedral de Sevilla, a los pies de la Virgen de los Remedios, durante una misa que ha congregado a numerosos fieles, pidiendo por la salud del papa Francisco, que se encuentra hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma. 

El Evangelio de San Mateo ha sido el pasaje elegido para leer en esta celebración, en el que Jesús otorga a San Pedro el poder de ser el patriarca de la Iglesia tras decir el apóstol que su Maestro era "el Cristo, el Hijo de Dios viviente". El texto ha sido una referencia clara al Papa Francisco como sucesor de Pedro al frente de la Iglesia.

Más de dos mil personas se han reunido en el primer templo de la Archidiócesis hispalense para rezar por el pronto restablecimiento del Santo Padre, en un sentido acto que ha contado con la presencia de representantes de todos los sectores pastorales de la diócesis, con el arzobispo y los dos obispos auxiliares al frente. Además, tal y como anunció el vicario episcopal para la Vida Consagrada, José Ángel Martín, este mediodía, las comunidades de vida contemplativa se han sumado a esta vigilia de oración desde sus monasterios.

Monseñor Saiz Meneses ha pedido de forma especial por el ánimo y fortaleza espiritual del papa Francisco: “Que el Espíritu Santo le llene en la certeza de que su pueblo lo acompaña con amor filial”. “Que nuestros ruegos sean como incienso que sube hasta el cielo, como un bálsamo que reconforta y alivia su corazón”, ha añadido.

Además, ha afirmado que la enfermedad es “un misterio que nos confronta con nuestra condición humana. Nos recuerda que, aunque anhelamos la eternidad, somos criaturas frágiles, dependientes del amor de Dios y de la ternura de los hermanos. No es signo de derrota ni de castigo, sino una ocasión para abrazar con fe el misterio de la cruz y dejarnos sostener por la mano de Dios. Cuántas veces hemos visto al papa Francisco ofrecer su propio sufrimiento con alegría, testimoniando la grandeza de un corazón totalmente entregado al Señor”.

El prelado ha concluido su intervención recordando las palabras que el Santo Padre les dirigió durante la reciente audiencia concedida en la casa Santa Marta del Vaticano, en la que recibió al comité ejecutivo del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.