El arzobispo de Colonia, el cardenal Woelki, presenta su renuncia al Papa por la crisis de los abusos
El purpurado germano, cuestionado en la archidiócesis de Colonia por el manejo de la crisis de los abusos, se ha incorporado a su cátedra tras unos meses de «descanso»
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El arzobispo de Colonia, cardenal Ranier María Woelki, ha presentado la renuncia al Papa. Lo ha anunciado él mismo en una carta que ha dirigido este 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, a sus diocesanos. Una nota informativa de la archidiócesis añade que el Santo Padre se pronunciará sobre ella «en su momento», y que ha «ordenado» al purpurado que reanude su ministerio en la sede en el día de hoy, tal y como estaba previsto.
Woelki, de 65 años, había solicitado en octubre pasado un tiempo de descanso para meditar sobre su situación tras la contestación interna por su gestión de los casos de abusos. Colonia encargó hace unos años a un bufete de abogados un informe independiente que cuando se hizo público, el 18 de marzo de 2021, si bien lo exoneró de haber ocultado personalmente casos, dejó mediáticamente tocado su gobierno. Unos meses después de que el trabajo en cuestión se hiciera público, el Papa ordenó una visita apostólica a su jurisdicción para investigar los errores cometidos por sus pastores. La visita tuvo lugar en junio y le fue encomendada al cardenal Arborelius, obispo de Estocolmo, y a Johannes van de Hende, obispo de Rotterdam y presidente de la Conferencia Episcopal de Holanda.
A Marx y Hesse no les fue aceptada la renuncia
Woelki es el tercer alto cargo de la Iglesia alemana que presenta su dimisión al Papa por los abusos. Antes que él lo hicieron el actual arzobispo de Hamburgo, Stefan Hesse, y el arzobispo de Múnich y Frisinga, Reinhard Marx, aunque en circunstancias bien distintas. El primero lo hizo el 18 de marzo de 2021, el mismo día en que se hizo público el informe de Colonia. Hesse había sido vicario general de aquella archidiócesis y el informe en cuestión concluyó que supo de al menos una decena de casos de abusos y que no había actuado correctamente. Él negó los encubrimientos y dijo haber procedido siempre de acuerdo a su «leal saber y entender». Francisco le concedió inicialmente un «período de descanso», como al cardenal Woelki, y unos meses después, el 15 de septiembre, rechazó su renuncia confirmándolo al frente de Hamburgo.
El cardenal Marx, por su parte, uno de los más estrechos colaboradores del Papa, presentó su dimisión el 21 de mayo, aunque su carta no salió a la luz hasta un mes después. Él mismo la hizo pública con el visto bueno de Roma. Pedía dejar el cargo, según explicó, por considerarse «corresponsable» de la crisis de los abusos y estar convencido de que la salida para combatir lo que calificaba de «catástrofe», pasa inevitablemente por una reforma en profundidad de la Iglesia mediante «la vía sinodal». El Papa también se la rechazó en una muy comentada carta en la que lo instaba a seguir al pie del cañón y continuar trabajando. La archidiócesis de Múnich hizo público los resultados de otra investigación independiente el pasado 20 de enero.
Woelki a sus diocesanos: «Les pido otra oportunidad»
Monseñor Woelki ha informado de su solicitud de renuncia en una carta dirigida hoy a sus diocesanos. En ella les explica que en octubre pasado llegó «a un estado de agotamiento físico y mental que hizo necesario un tiempo muerto». Añade que en estos meses de retiro y oración ha podido reflexionar y hablar con personas muy diferentes, y que ello le ha permitido obtener «una nueva perspectiva sobre la situación en la archidiócesis». «Soy consciente de que la situación no se ha vuelto más fácil desde octubre», y de que «un tiempo muerto en sí mismo no resuelve ningún problema», pero «los tiempos muertos son oportunidades» y la posibilidad para «un nuevo comienzo». «No vuelvo sin más, como si nada hubiera pasado durante este tiempo», dice. Y añade: «Es hora de echar la vista atrás a los últimos años y mirar hacia el futuro. Es hora de afrontar los fracasos, errores y culpas en mi vida, ver los éxitos y aprender de ambos».
Hasta que el Papa se pronuncie sobre su continuidad o no al frente de la archidiócesis, el cardenal pide al Señor «la oportunidad de un nuevo comienzo, con nuevas formas y con un nuevo espíritu». Y a los fieles, «paciencia», «oraciones» y «otra oportunidad».