Los obispos de Colorado piden a los legisladores proabortistas de ese Estado que se abstengan de comulgar
Se suman así a la vía sancionadora abierta en mayo por al arzobispo Cordileone, que ha ordenado no dispensar el sacramento en su sede de San Francisco a la presidenta del Congreso
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Los obispos católicos de Colorado (Estados Unidos) han dirigido una carta pública a los legisladores católicos que votaron en ese Estado a favor de la ley de Equidad en Salud Reproductiva (RHEA). En ella les piden que en adelante «se abstengan voluntariamente» de acudir a recibir el sacramento de la Eucaristía. El exhorto afecta a unos diez congresistas y senadores de ambos partidos. La comunicación menciona y agradece a los cuatro legisladores que votaron de manera acorde a las enseñanzas de la Iglesia.
Su voto —reprochan a los primeros— fue «una acción gravemente pecaminosa porque facilita la matanza de bebés inocentes por nacer», por lo que son ustedes los que «se han colocado a sí mismos fuera de la comunión de la Iglesia».
La misiva está fechada el 6 de junio y en ella se indica que los prelados han tratado de hablar con los legisladores católicos para «asegurarse de que entienden las enseñanzas de la Iglesia sobre recibir la Sagrada Comunión», pero que muy pocos de ellos han aceptado mantener una reunión.
Los obispos aseguran asimismo que la RHEA, que entró en vigor el pasado 4 de abril, es «uno de los proyectos de ley de aborto más extremos del país», pues «permite el aborto desde la concepción hasta el nacimiento y por cualquier motivo, incluidos la raza, el sexo o una discapacidad del niño». Consideran igualmente con la ley está diseñada para hacer del Estado un «refugio seguro» para el aborto, y predicen que las madres que deseen abortar acudirán «en avalancha desde los Estados de alrededor» si, como se espera, la Corte Suprema anula la sentencia del caso Roe v. Wade.
Colorado fue en 1967 el primer Estado del país que despenalizó el aborto. Se cree que una de cada cuatro mujeres que hoy interrumpen voluntariamente su embarazo allí son católicas.
Un camino abierto por Cordileone
Fue el arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone, el que el pasado 19 de mayo comenzó a sancionar a los políticos proabortistas prohibiendo que en su diócesis se administre la Eucaristía a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi. Aunque vive en Washington, Pelosi, católica practicante, es feligresa de San Francisco.
Otros tres obispos se sumaron en seguida a Cordileone en su medida disciplinaria: Robert Vasa (de la vecina diócesis de Santa Rosa, California), Michael Burbidge (de Arlington, Virginia), y Joseph E. Strickland (de Tyler, Texas). Todos ellos forman parte de un reducido pero combativo grupo de prelados conservadores que a lo largo del último año ha tratado en vano de que el documento sobre la Eucaristía que aprobó recientemente la Conferencia Episcopal contuviera medidas de este tipo contra los políticos católicos que transigen con el aborto.
Los cuatro pastores de Colorado que han elaborado la carta —Samuel J. Aquila, arzobispo de Denver; su auxiliar, Jorge H. Rodríguez; Stephen J. Berg, obispo de Pueblo; y James R. Golka, obispo de Colorado Springs—pertenecen también a este sector. Tres de ellos, de hecho, suscribieron también en diciembre de 2020 otra carta que rechazaba las vacunas contra la covid-19 desarrolladas con células fetales abortadas por considerarlas «éticamente inaceptables». La Congregación para la Doctrina de la Fe salió al paso de esta polémica con una nota.
El aborto como ariete para el debate político
La cuestión del acceso a la Eucaristía de los políticos proabortistas ha sido instrumentalizada políticamente desde la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, segundo presidente católico, después de Kennedy, en la historia del país. Tras la decisión del arzobispo de San Francisco, Pelosi se cuestionó por qué este grupo de obispos no niega también la Eucaristía a los políticos que se oponen a otras enseñanzas católicas relacionadas también con la vida. «Me refiero, por ejemplo —dijo—, a la pena de muerte, a la que me opongo».
Lo cierto es que nadie ha respondido aún a esa pregunta. El Estado de Arizona, por ejemplo, acaba de retomar (después de ocho años) las ejecuciones de presos, y en el último mes ya ha aplicado la pena capital a dos reclusos, el último el pasado miércoles. Otros 111 esperan su hora en el corredor de la muerte solo en ese Estado.
Tras la masacre en el colegio de Uvalde (Texas), algunos católicos han ido un poco más allá y se han preguntado también si no se debería denegar también la comunión a aquellos políticos que rechazan legislar contra el control de las armas. También aquí se trata de víctimas inocentes.
«¿Algún obispo prohibirá que los políticos que no apoyan las leyes de control de armas reciban la Comunión? Protegemos la vida de los no nacidos. ¿Qué tal, como dijo el Papa Francisco, “los que ya nacieron”?», tuiteó en esta misma línea el jesuita James Martin, editor de la revista América y consultor del vaticano Dicasterio para la Comunicación.
El arzobispo Cordileone se pronunció tras aquella masacre a favor de leyes que logren frenar la dramática violencia que causan las armas de fuego. «Tiene que haber regulaciones sensatas sobre armas para ayudar a detener la pandemia de la violencia armada, como verificaciones de antecedentes más estrictas, restricciones a los AR-15 y aumentar la edad de los compradores hasta los 21 años», manifestó también a través de la red social Twitter.
Religion News Service, medio estadounidense especializado en religión, espiritualidad, cultura y ética, se puso en contacto con la archidiócesis de San Francisco para saber si el prelado era igualmente partidario de prohibir la comunión a quienes se nieguen a legislar contra el control de armas. La publicación asegura que no recibió respuesta.