87 sacerdotes abusadores en Quebec en ochenta años, según un informe independiente encargado por la Iglesia
El juez André Denis ha examinado los expedientes de 6.809 sacerdotes, diáconos y laicos que han pasado por las nueve diócesis de las provincias eclesiásticas de Montreal y Gatineau
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Ochenta y siete abusadores entre 1940 y 2021. Todos sacerdotes, excepto dos diáconos. Esto es lo que ha encontrado el exjuez de la Corte Suprema de Quebec (Canadá) André Denis tras investigar al clero diocesano y al personal laico de las nueve diócesis que conforman las provincias eclesiásticas de Montreal y Gatineau. La cifra representa un 1,28% de los investigados, 6.809 expedientes en total. No obstante, se advierte de que se trata solo de clero diocesano, sin incluir, por tanto, a los religiosos que dependen de sus congregaciones. Muchas reclamaciones sobre abusos proceden de escuelas y centros de formación a su cargo.
«Es muy poco, y los que identifiqué ya habían sido sancionados», concluye el magistrado responsable de la investigación, una persona de reconocido prestigio en su país.
Las conclusiones del informe fueron dadas a conocer el pasado 8 de junio en una presentación conjunta. Son apenas tres folios, el último de estadísticas. El trabajo, no obstante, tiene más de 500 páginas, y no ha sido hecho público. El magistrado y su equipo de cuatro personas lo han entregado a los obispos de las nueve diócesis que lo encargaron —Montreal, Gatineau, Joliette, Saint-Jean-Longueuil, Saint-Jérôme, Valleyfield, Amos, Rouyn-Noranda y Mont-Laurier— para que sean ellas las que, si lo consideran oportuno, lo comuniquen a la opinión pública, algo que no parece vaya a suceder. De momento, tampoco se ha filtrado.
El juez Denis ha explicado que recibió de los obispos un doble mandato. Por un lado, averiguar si en sus parroquias e instituciones diocesanas había actualmente personas que hubiesen podido cometido abusos para actuar en consecuencia. Y por otro, examinar los expedientes de todos los sacerdotes que hubiesen pasado por allí en esos 80 años, independientemente de si seguían en activo, estaban jubilados o habían muerto. «Denos una lista de todos los abusadores que pueda identificar», asegura Denis que le pidieron los obispos sin rodeos. La mayoría de los 87 abusadores están ya muertos, o son personas de edad avanzada.
Un informe riguroso
Las dos provincias eclesiásticas suponen el 60% de la población del Quebec, donde viven en total unos 8,3 millones de personas. El arzobispo de Montreal, Christian Lépine, y el arzobispo de Gatineau, Paul-André Durocher, han expresado en un comunicado su «profundo agradecimiento» al juez «por el rigor y la pericia» de su informe.
Denis, por su parte, subraya la libertad de actuación que ha tenido en todo momento. La única indicación que asegura haber recibido es la de no dejar a nadie fuera de la investigación, y tener siempre como principio guía de su trabajo la atención a las víctimas. «Pedí y recibí carta blanca para analizar, sin restricciones, todos los documentos en poder de las diócesis», ha dicho. Tras haber tenido acceso «a todos los papeles», dice no haber registrado «ningún movimiento que llevara sistemáticamente a un sacerdote de una parroquia a otra después del descubrimiento de un hecho condenable por parte de un miembro del presbiterio».
«He tenido acceso —insiste— a todas las salas, a los expedientes, a los archivos secretos, a las notas de los obispos de estos años. Absolutamente todo. Hice preguntas y abrí todas las puertas. Nadie me impidió hacer mi trabajo. Fui acogido en todas partes como una persona que busca la verdad sobre una realidad dolorosa en la atención a las víctimas».
Hasta donde ha trascendido, la novedad de este informe canadiense, respecto de otros trabajos independientes, radica en que se centra en los perpetradores de los abusos y no tanto en averiguar el número total de víctimas. Los propios obispos dicen ser «muy conscientes de que no todos los abusos de los últimos ochenta años han sido denunciados a las autoridades diocesanas», y reconocen que es posible que «otras víctimas se presenten para denunciar los traumáticos abusos que han sufrido». No obstante, concluye el arzobispo Durocher, «los feligreses pueden confiar en que se ha llevado a cabo un ejercicio de verificación serio».
La Conferencia de Obispos Católicos de Canadá publicó en 2018 un documento sobre la protección de los menores víctimas de abusos sexuales.