CIENCIA MAR

Un estudio revela las luchas territoriales de los gusanos marinos simbiontes

Un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) y del Instituto de Ecología y Evolución (IEERAS) de Moscú (Rusia) ha descrito por primera vez un comportamiento simbiótico muy complejo en un animal aparentemente simple como un gusano marino. ,Se trata, según los investigadores del estudio publicado en la revista "Scientific Reports", de la primera evidencia empírica de que las lesiones corporales de los simbiontes fuer

Agencia EFE

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Un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) y del Instituto de Ecología y Evolución (IEERAS) de Moscú (Rusia) ha descrito por primera vez un comportamiento simbiótico muy complejo en un animal aparentemente simple como un gusano marino.

Se trata, según los investigadores del estudio publicado en la revista "Scientific Reports", de la primera evidencia empírica de que las lesiones corporales de los simbiontes fueron causadas durante las luchas territoriales por uno o más huéspedes.

Los organismos marinos estudiados pertenecen al grupo de los anélidos poliquetos o gusanos marinos: Ophthalmonoe pettibonae, en el papel del simbionte, y Chaetopterus cf. appendiculatus, actuando como huésped.

El trabajo revela por vez primera la existencia de un comportamiento extremadamente agresivo en los simbiontes, algo que se deriva en feroces luchas para controlar el territorio, en este caso un huésped o, incluso en algunos casos, varios huéspedes.

En condiciones naturales, ambos gusanos viven juntos, enterrados a unos 20 cm de profundidad en el sedimento marino y dentro del tubo construido por el huésped.

Los ataques territoriales entre ejemplares de Ophthalmonoe (simbiontes) muestran un claro componente agresivo, donde el propietario del tubo, tras localizar a un intruso que pretende ocupar su mismo tubo y acercarse a él protegido por el cuerpo del huésped, lo agrede mediante una potente trompa evaginable, que es capaz de salir de la cavidad donde normalmente está contenida, dotada de un par de mandíbulas con forma de pico de loro.

Ambos contendientes, unidos por el mordisco del propietario del tubo, dan vueltas sobre sí mismos durante largo rato, hasta que el agresor llega a separar un pedazo del cuerpo del agredido.

Cada episodio de lucha acaba dando lugar a lesiones corporales y, según explican los científicos, "a veces ambos contendientes muestran lesiones ya que, si el intruso es de mayor tamaño, puede responder al ataque del propietario con otro ataque y llegar a forzar que este abandone su propio huésped".