Madrid - Publicado el - Actualizado
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Fue en febrero de 1986 cuando el conocidísimo George Lucas decidió venderle la división de gráficos por ordenador de Lucas Arts a Steve Jobs, y ahí comenzó la historia de la primera empresa de cine de animación: Pixar. Recordamos sus grandes éxitos.
Hoy en día
, casi una tras otra: la trilogía
(en breve, tetralogía),
y otras tantas que han hecho las delicias de toda la familia ya que, como ellos mismos aseguran, “
”.
Desde 1986 hasta hoy ha llovido mucho, y la tecnología así como la teoría sobre el guion ha cambiado, pero hay algo intacto en Pixar: lo más importante, siempre, es la historia.
.
Pero, ¿cuál fue la primera animación de Pixar? Pues ni más ni menos que una versión muy primaria de lo que ahora podemos ver en sus películas: la lamparita saltona:
En Pixar no son de quedarse satisfechos con los primeros logros, y por eso
y, con ella, la primera película íntegramente hecha a ordenador. Y además el guion era una auténtica maravilla:
Woody, Buzz y el resto de amigos nos hicieron vivir muchas aventuras que, por fortuna, después tendrían continuación.
En 1998 llegaría la segunda película,
: un grupo de saltamontes asalta cada verano la colonia de hormigas donde vive Flick para apoderarse de las provisiones que han recogido durante el invierno. Flick decide partir en busca de insectos guerreros que les ayuden a defenderse de los temibles saltamontes pero acaba reclutando a una compañía muy distinta.
1999 y vemos que, efectivamente, los juguetes tenían aún cuerdas y pilas para rato ya que
llega a los cines tras casi quedarse en estreno para DVD. Por fortuna Pixar recapacitó y nos ofreció una secuela divertida, profunda y genialmente recibida por crítica y público. Incluso para el padre de Buzz...
Pues aquí vamos a ponernos en el lado contrario: ¿quién tiene miedo a los niños? Obviamente los mismos monstruos. Pixar nos dio en 2001 Monstruos S.A., un prodigio técnico (ojo a los miles de pelos de Sully) y con una historia genial: el reino de los monstruos está en crisis energética porque los niños, cuyos gritos son esenciales para ellos, ya no se asustan tan fácilmente. Y eso supone un reto para los dos mejores asustadores:
. “
” y “
” pasaron a la historia del cine, sin duda:
Vámonos “
”, de hecho al fondo de las profundidades con
. Nemo es un pequeño pez de padre sobreprotector y su paciencia tiene un límite. De hecho un día se acaba y desafía las prohibiciones de Marlin, su padre, y… todo se complica. No olvidamos a
, porque su “
” también es otra frase llena de sentido y emoción. Pixar se superó con una
que realmente nos hacía sentir que estuviéramos allí. Ojo que la secuela está a la vuelta de la esquina.
2004 fue un año
. Y sí, el chiste es sencillo y hasta casi insultante, pero nos sirve para dar paso a una de las mejores películas de los últimos años:
. No queremos reventar la trama a nadie (aunque no verla a estas alturas es preocupante), pero
pide a gritos una secuela. Y por supuesto otro prodigio tecnológico cuyas persecuciones en cierto momento suponen un genial homenaje a Star Wars.
En este momento hay que hablar de una película que divide a muchos (ya era hora):
en 2006 dejó a muchos fríos dada su temática tan específica (coches y la ruta 66, un capricho del “
” John Lasseter), pero resulta que
. La historia puede gustar e interesar o no, pero hay que rendirse ante las carreras, los diseños de los coches y, especialmente, los hiperrealistas reflejos de las carrocerías.
Vamos a decirlo:
. Sí,
. Y encima adorable. Y para colmo lo hace no bien, de película. 2007 y Pixar volvió a romper moldes con
proponiendo algo que parecía totalmente absurdo:
. Bendita
. Y triunfó junto con una recreación de París ante las que sobran las palabras:
Confirmado:
, y aún había espacio para más: en 2008 hicieron que adorásemos a
. 30 minutos de
enamoraron a todos, y el viaje espacial posterior dejaron sin palabras.
. Para variar, otro portento en el que Pixar dejó clara su absoluta supremacía en el terreno del cine de animación, aunque por primera vez en su historia insertaba metraje de cine real.
2009: era momento de hacer estremecer los sentimientos de los que iban a la sala. Ya habíamos disfrutado de una familia entera, de robots, ratas y juguetes, pero había que disparar más alto, y
. Por eso
fue a más: en unos minutos nos contó la historia de una pareja que pasaba por fuertes dificultades aunque había siempre una palabra que nunca faltaba: amor. El resto de metraje, otra maravilla sobre la historia de un anciano y un chaval hiperactivo. Enternecedora, brillante y tan divertida como las anteriores, sin huir de momentos difíciles y arriesgados.
Pero aún cabía capacidad para superarse, aunque parecía imposible. En 2010 llega la que puede ser calificada como
, sin contemplaciones ni medias tintas. Nuevamente vamos a no desvelar la trama: los juguetes de Toy Story se enfrentan a su mayor desafío: un escape a lo Prison Break que deja sin respiración. Woody y Buzz demuestran en
por qué “
” es una frase que inspira en Pixar.
+
Tras el subidón de todas estas películas había que relajar un poco el ambiente, y
, una producción sobre espías divertida y aceptable. Desde luego no tan redonda como otras, pero apta para todos.
2012 fue el momento de
, otra película que nos llevaba a la antigua Escocia. Tampoco fue protagonista ni de grandes halagos ni de asistencias al cine en masa, pero logró su objetivo: entretener. Eso sí, si se puede, hay que fijarse en el pelo de Mérida, otro logro de Pixar.
Un año más tarde, en 2013, llega otra película que divide. Para unos esta secuela (que en realidad es previa) no era necesaria. Otros en cambio opinamos que vino de lujo y que su historia es genial y además estupendamente narrada.
nos cuenta cómo se conocieron Sully y Mike Wazowksy, además de ponernos ante los ojos
y unos eventos que a los estudiantes no les dejarían indiferentes.
Ahora sí que sí, en 2015, Pixar vuelve a mostrar todo su poderío y a conseguir éxito rotundo:
supone el regreso a las historias originales con guion magistral, realización excepcional y unas transiciones entre humor y drama sencillamente de Oscar. Nuestra querida
y sus cuatro emociones
dan lugar a unas situaciones tan dispares como geniales.
Poco después Pixar nos ha obsequiado con
que, tal vez por la cercanía de Inside Out y por numerosos problemas en su producción, no ha tenido el recibimiento habitual de sus anteriores filmes, pero siempre recomendable.
No, no nos olvidamos ni de sus cortos ni de A113, tampoco de la furgoneta del Pizza Planet. Los primeros están siempre presentes antes de cualquier proyección y sirven a modo de introducción. Con A113 nos referimos al cartel que siempre aparece y que hace referencia al aula en la que se han formado los animadores de Pixar. Y con la furgoneta hacemos mención al medio de transporte que siempre aparece, de una forma u otra.
Tampoco nos olvidamos de los cameos de los personajes en películas que no son las suyas, ni de los numerosísimos premios que ha recibido la factoría (aunque nunca por mejor película, absurdo prejuicio de Hollywood): 15 premios Óscar, siete Globos de Oro y 11 premios Grammy. Desde su primera nominación en 2001, casi todas las películas del estudio han sido nominadas al Óscar a la mejor película de animación. Siete de ellas han ganado: Finding Nemo, The Incredibles (2004), Ratatouille (2007), WALL-E (2008), Up (2009), Toy Story 3 y Brave (2012). Monsters, Inc. (2001) y Cars (2006) son las únicas películas nominadas que no recibieron el premio. Up y Toy Story 3 fueron la segunda y tercera películas animadas nominadas al Óscar a la mejor película. El 6 de septiembre de 2009, John Lasseter, Brad Bird, Pete Docter, Andrew Stanton y Lee Unkrich recibieron el León de Oro por toda su carrera del Festival Internacional de Cine de Venecia. El premio fue presentado por el fundador de Lucasfilm, George Lucas.
Así pues,