LITERATURA NOVELA (Entrevista)
Mar Moreno reivindica la historia como vacuna contra el pesimismo patológico
La expresidenta del Parlamento de Andalucía Mar Moreno reivindica, en su novela "El día que nos obliguen a olvidar" (Berenice), la historia, el conocimiento y la memoria como una "vacuna contra el pesimismo patológico" pero también contra el "optimismo infantil".,"La amnesia tiene que ver con el 'adanismo', a veces pensamos que estamos descubriendo la pólvora, pero construimos sobre algo ya construido antes; sólo viendo la cadena de la historia podemos abordar las cosas co
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La expresidenta del Parlamento de Andalucía Mar Moreno reivindica, en su novela "El día que nos obliguen a olvidar" (Berenice), la historia, el conocimiento y la memoria como una "vacuna contra el pesimismo patológico" pero también contra el "optimismo infantil".
"La amnesia tiene que ver con el 'adanismo', a veces pensamos que estamos descubriendo la pólvora, pero construimos sobre algo ya construido antes; sólo viendo la cadena de la historia podemos abordar las cosas con seriedad", reflexiona en una entrevista con Efe en la víspera de la presentación de su novela, la segunda que publica.
A caballo entre el ensayo, la novela de suspense y la ciencia ficción, Moreno admite que olvidar puede ser "terapéutico" para las personas, pero "patológico" para una sociedad: "No podemos permitirnos el lujo de olvidar, no podemos dar saltos en el vacío".
En su relato distópico, en el que se garantiza a todas las personas el derecho a sustituir cada cierto tiempo su cuerpo viejo por uno joven y sano, pero sólo se autoriza la transmisión parcial de la memoria, Moreno muestra cómo en una sociedad dócil y manejable sólo las élites privilegiadas pueden conservar su mente libre de manipulaciones.
Renunciar a la memoria a cambio de un tiempo ilimitado de vida es la propuesta de este ensayo novelado en el que Moreno rinde homenaje a filósofos y pensadores -hombres y mujeres- que "nos han traído hasta aquí, porque no hemos empezado de cero", al tiempo que advierte del riesgo de la "banalización social".
Sobre si la sociedad actual ha cedido el control de la memoria a las redes sociales, la exdirigente socialista puntualiza que nadie puede cuestionar su utilidad para el intercambio científico, para que determinados modelos y estímulos se difundan, aunque admite que también son un vehículo a través del cual se expande el odio, la violencia y la banalidad.
"Pero sería un atraso pensar que las redes sociales son negativas; quien lanza un tuit falso o de odio lo haría igual en la barra de un bar o a través de anónimos, el problema no es el instrumento sino cómo se utiliza", recalca.
En medio del debate sobre el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, recuerda que "los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla" y subraya que "nadie puede negar el derecho de las personas a recordar, el derecho a la verdad".
"Siempre hay una tentación de los poderes vencedores de imponer una visión de la historia, ha sucedido en todos los sitios, a nadie le gusta que se remuevan demasiado las ruinas", precisa.
Como miembro del Consejo Consultivo de Andalucía, Moreno está alejada de la política activa y, desde la distancia, lamenta los excesos: "falta mesura, todo se vive con mucho estrés y se transmite desasosiego a la ciudadanía".
No obstante, reconoce que España y Andalucía viven momentos "interesantes" y, del mismo modo que reivindica en su novela el legado del pasado, cree que también hay que dar "oportunidades a los que llegan".
"Los protagonistas de cada momento tienen derecho a intentarlo, a gestionarlo", defiende Moreno, que asegura haber "cerrado la puerta para siempre" a la política activa.
De su trayectoria dice que volvería a hacer todo lo que ha hecho, pero disfruta más ahora: "En mis novelas ocurre todo lo que yo quiero que ocurra, pero en la política no; tengo que inventar mundos, escribir, para hacer que ocurra lo que yo quiero", bromea.
Confiesa la expresidenta del Parlamento y exconsejera del Gobierno andaluz que siempre ha sentido "debilidad" por el mito de la inmortalidad y está convencida de que la ciencia lo hará posible, aunque -señala entre risas- a ella ya no le va a "pillar".