¿Por qué el Teatro Real tiene forma de ataúd?

Uno de los mejores teatros de ópera del mundo, que cuenta con una de las más avanzadas tecnologías escénicas, no escapa a las leyendas. Esos relatos hablan de su diseño

Fachada del Teatro Real

Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

A los amantes de la ópera no les voy a descubrir que el Teatro Real se encuentra en plena vorágine operística de la temporada 21-22: 'El ángel de fuego', 'Rey Arturo', 'Extinción', 'Las bodas de Fígaro', 'Siberia'... El mundo atormentado de Prokófiev llega tras el drama de Wagner y su 'Ocaso de los dioses'.

En esta ocasión, el Wagner cuyas óperas no eran del gusto de los amantes del género lírico que llenaban el Real en sus comienzos, ha triunfado bajo la batuta de Pablo Heras-Casado que no ha tenido que quitar ni una coma al libreto para poder representarla. Cuando se estrenó por primera vez en 1909, el comienzo se tuvo que adelantar una hora y media y suprimir el papel de Alberich (el enano que custodia el tesoro de los Nibelungos), para cumplir con la ley que obligaba a los espectáculos a terminar antes de las doce y media de la noche bajo multa de 500 pesetas para los infractores. Aquello "despertó la ira de muchos wagnerianos que calificaron la decisión de «profanación»", como consta en los documentos del Teatro Real.

El que sí estrenó en vida en el Real, fue un contemporáneo de Wagner, Giuseppe Verdi que incluso dirigió los ensayos de 'La fuerza del destino' allá por enero de 1863, y a cuyo estreno acudió la Reina Isabel II que pudo agasajar al compositor al finalizar la obra. Entre los asistentes estaba Rosalía de Castro y Ángel de Saavedra y Ramírez de Baquedano, Duque de Rivas, en cuya obra 'Don Álvaro o la fuerza del sino' se basaba el libreto operístico del italiano. Por las veces que el parmesano tuvo que saludar, hasta once, el público quedó más que satisfecho, todos menos el Duque de Rivas al que no gustó ni la adaptación de su obra ni lo que cobró por los derechos de autor.

Como personaje relevante de su época, los madrileños esperaban ver de cerca, saludar -porque no había teléfonos móviles si no habrían querido hacerse una foto-, tocar al compositor romántico que, sin embargo, dejó un mal recuerdo por su comportamiento huraño.

La ópera de Umberto Girodano Andrea Chénier, con un montaje espectacular

Uno de los templos operísticos más importantes del mundo

En 2021, el Teatro Real fue reconocido como el Mejor Teatro de Ópera Internacional por los prestigiosos International Opera Awards. Toda una referencia para los amantes de la lírica.

Cuenta con 78.210 metros cuadrados, con un aforo de 1.958 butacas (dependiendo del foso de la orquesta) en su sala principal, que tras varias remodelaciones, reproduce la original con la que se inauguró el Teatro en 1850. El telón "esconde una de las más avanzadas cajas escénicas de los teatros de Europa, cuya innovadora tecnología permite trabajar simultáneamente varias escenografías e intercambiarlas en tiempo récord, gracias a un sistema de plataformas superpuestas" podemos leer en su web.

Sus grandes salones de la segunda planta del edificio reproducen el ambiente de la ópera en el siglo XIX. Pero su origen nos retrotrae en el tiempo hasta 1738: bajo el reinado de Felipe V se inaugura el Real Teatro de los Caños del Peral con la puesta en escena de la ópera Demetrio, compuesta por Johann Adolph Hasse.

Bajo el reinado de Isabel II, el Real se convierte en uno de los principales teatro de ópera

En 1818, bajo el reinado de Fernando VII, se inician los trabajos de construcción del Teatro Real, por la Real Orden que dictaba la remodelación de la Plaza de Oriente y la construcción de un teatro de ópera en el mismo solar en el que, hasta hacía apenas un año, se había ubicado el Real Teatro de los Caños del Peral y que fue encargado al arquitecto Antonio López Aguado. Obras que duraron 33 años -hasta 1850-, por las numerosas interrupciones debido o a la falta de presupuesto o a contratiempos como la muerte de López Aguado que fue sustituido por Custodio Teodoro Moreno.

Tras la revolución de 1868 y el exilio de la reina Isabel II, pasó a llamarse Teatro Nacional de la Ópera. En 1925, vuelve a cerrarse a causa de un hundimiento; las obras de reconstrucción se prolongarían durante 41 años. El estallido de un polvorín instalado dentro del edificio durante la Guerra Civil supone una nueva traba para su apertura que no se producirá hasta 1966. Se abre al público como auditorio y sede del Real Conservatorio Superior de Música y Escuela de Arte Dramático. El 13 de octubre de 1988 se celebra el último concierto a cargo de la Orquesta Nacional.

Concierto de la Orquesta Nacional cuando el Real era auditorio de música

El 2 de enero de 1991 se inician las obras de rehabilitación que durarán casi 7 años. Con la ópera 'La vida breve' y el ballet 'El sombrero de tres picos', de Manuel de Falla, el 11 de octubre de 1997, el Real vuelve a abrir, de nuevo, como teatro de ópera.

¿Por qué el Teatro Real tiene forma de ataúd?

El Teatro Real está situado en uno de los enclaves más significativos y monumentales del corazón de Madrid, eje de una de las intervenciones urbanísticas más ambiciosas del siglo XIX realizadas en la capital, junto al barrio de los Austrias y frente al Palacio Real.

A ras de suelo es difícil darse cuenta de la forma tan relevante que tiene el edificio. Su planta a vista de águila, ahora podríamos decir a vista de dron, sorprende.

El teatro real visto desde el cielo. Google maps

Sí, tiene forma de ataúd. ¿Por qué? es la pregunta que surge a bote pronto. Hay varias respuestas entre la lógica y la leyenda. La primera, quizá la más asumible, es que el arquitecto Antonio López Aguado aprovechó las dimensiones del terreno que tenía disponible. Una segunda versión cuenta que el arquitecto quiso hacer un homenaje a los muertos que se encontraban en un antiguo cementerio que había estado situado en la zona, en el Madrid musulmán, en Magerit.

Ese cementerio habría estado muy próximo a una atalaya, a la torre de vigilancia musulmana conocida como la Torre de los Huesos (como podemos leer en la web Secretos de Madrid). La atalaya recibía ese nombre Huesa de Raf por estar al lado del cementerio. Parte de esa atalaya apareció durante las excavaciones que se realizaron para llevar a cabo el aparcamiento subterráneo de la Plaza de Oriente.

En 'Entre piedras y cipreses' podemos leer que el Teatro Real está situado encima del barranco del Arenal que fue utilizado como fosa común durante la ocupación musulmana. Conociendo la historia, López Aguado cuando recibe el encargo de levantar el Real, escogio a propósito la forma hexagonal.

Plano de la planta baja del Teatro Real. Fuente Revista de Arquitectura

Plano de la planta baja del Teatro Real. Fuente Revista de Arquitectura

Pese a ser un edificio impresionante, no lo es a gusto de todos. Ya en 1850, año de su inauguración, el que fuera ministro de Hacienda y presidente de la Junta Provisional Revolucionaria tras la caída de Isabel II, Pascual Madoz e Ibáñez escribió en su 'Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar' que la forma del Teatro Real era "la más ingrata, que para un edificio de esta clase, ha podido elegirse".