Los inversores encuentran un puñado de motivos para el optimismo y las Bolsas se disparan

E Ibex 35 ha cerrado en 6.717 puntos, con alza de un 7,82 por ciento. Hoy ha habido prisas por comprar los mismos valores que ayer querían vender

Fernando Mañueco

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Varios factores justifican la reacción alcista que han vivido hoy las Bolsas de todo el mundo. Primero, la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de comprar activos de forma ilimitada y durante el tiempo que sea necesario. Una barra libre de dinero en toda regla. Más no se puede pedir.

Segundo, los inversores esperan que hoy mismo el Congreso de EEUU apruebe el ambicioso plan de estímulo económico de dos billones de dólares que apadrina el presidente Trump. La Bolsa de Nueva York sube esta tarde más de un 9 por ciento.

Tercero, también anima a los mercados, y mucho, la noticia de que China ha comenzado a eliminar restricciones. El gigante amarillo empieza a recuperar la normalidad social y económica. En ese espejo quieren mirarse los más optimistas. Esperan que el punto de inflexión esté ya próximo. Cuarto, el Eurogrupo va a flexibilizar el pacto de Estabilidad para permitir un mayor gasto público con el que luchar contra el coronavirus y sus consecuencias.

Además, siempre que la esperanza de que Europa ponga en marcha los eurobonos, -ahora llamados también coronabonos-, que permitirían mutualizar las emisiones de deuda y abaratar los costes financieros de los países periféricos europeos. En todo caso, queda también el recurso a los préstamos del Mecanismo Europeo de Estabilidad, el MEDE. El Tesoro español ha colocado hoy una emisión sindicada de deuda por importe de 10.000 millones de euros, con una rentabilidad superior en 18 puntos básicos al último bono emitido a ese plazo, lo que equivale a un rendimiento del 0,82 por ciento. La demanda ha sido muy abultada, próxima a los 40.000 millones de euros.

El IBEX cierra con alza

Así las cosas, el Ibex 35 ha cerrado en 6.717 puntos, con alza de un 7,82 por ciento. Hoy ha habido prisas por comprar los mismos valores que ayer todo el mundo quería vender. Se han disparado con especial fuerza Arcelor, Repsol, Meliá y los bancos. Las acciones del Santander han cerrado con una subida del 12 por ciento. El mercado ha dado por buena la decisión de la entidad de recortar coyunturalmente su retribución al accionista. De momento ha eliminado el dividendo a cuenta de los resultados del ejercicio en curso, que debía pagarse en noviembre. Con cargo a este año 2020 pagará tan solo un dividendo, en lugar de dos, cuyo importe, -si es que se mantiene el abono-, se decidirá más adelante, en la junta que se celebrará el año próximo, una vez se compruebe el impacto de la pandemia y la crisis económica sobre los resultados de la entidad.

Hoy se ha publicado toda una batería de pésimos indicadores. No se esperaba otra cosa. El índice PMI compuesto de la eurozona, que mide tanto la actividad industrial como en el sector servicios, ha caído a plomo desde los 51,6 puntos en febrero, hasta los 31,4 de la lectura inicial de marzo. Es su peor registro desde el verano de 1998. Ahí es nada. El brote de coronavirus ha paralizado la actividad casi por completo. El sector fabril ha sufrido con dureza, pero mucho más lo ha hecho el sector servicios, en especial el turismo y los viajes.

En Francia y en Alemania, la caída de la actividad ha sufrido una caída nunca antes vista en el sector servicios, aunque todos los países han sufrido de una manera muy severa el enfriamiento económico. Ha caído la demanda de numerosos productos y servicios, mientas la interrupción de muchas cadenas de suministro ha actuado como caja de resonancia para la crisis. Estos pésimos datos apuntan hacia una severa contracción del PIB de la eurozona tanto en el primer trimestre como en el segundo. Los analistas de Goldman Sachs esperan una contracción de casi el 10 por ciento en la economía española este año, con un déficit disparado hasta el 10 por ciento. Para 2021 esperan una recuperación casi tan vertical como la caída, con un crecimiento el 8,5 por ciento. La zona euro, según Goldman, caerá este año un 9 por ciento y se recuperará un 67,8 el próximo ejercicio.

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