Semana laboral de 4 días: ¿será un realidad en España?

En un mundo en constante revisión, el trabajo no podía quedar fuera del debate. Mismos argumentos a favor y en contra, mismos objetivos.

Sefi García

Publicado el - Actualizado

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La mitad de las bajas laborales se deben a problemas psicosociales en la empresa, el absentismo se incrementó un 12%, el síndrome del trabajador quemado ha sido declarado por la OMS pandemia mundial, la excesiva rotación en las empresas, la dificultad para retener talento, son indicadores de que el mundo del trabajo requiere una revisión. El mundo reflexiona sobre la jornada de 4 días semanales: un reciente estudio en Reino Unido ha determinado las bondades que la medida tiene para empresas y trabajadores. 40 años después de que se implantara la jornada de 8 horas, el debate está abierto.

Hace 40 años en nuestro país de se implantó la jornada de 40 horas semanales repartidas en 5 días. Hasta aquel momento, las plantillas trabajaban 65 horas. Hubo grandes reticencias por parte de las empresas que alegaban problemas de productividad y competencia, pero la medida buscaba justamente lo contrario: incrementar la productividad concentrado y reduciendo las horas de trabajo para que cada empleado mejorase su calidad de vida.

Cuatro décadas después, la historia se repite. En un mundo en constante revisión, el trabajo no podía quedar fuera del debate. Mismos argumentos a favor y en contra, mismos objetivos.

El estudio británico y sus pegas

Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) se embarcó en un experimento social en el que, 61 empresas de distintos sectores y tamaños, desde grandes consultoras a pescaderías de barrio, se comprometieron a implantar la jornada de 4 días con la correspondiente reducción de jornada en sus plantillas sin alterar los salarios. En total participaron 2.900 trabajadores. Los resultados no han podido ser más alentadores: disminuyeron los índices de absentismo (el 65%), retuvieron talento (el 57%) y se mantuvo e incluso mejoró un poco (el 1,4%) la productividad de las empresas. Pero solo 18 de las 61 se comprometieron a mantenerla.

El estudio ha puesto en primera plana esa idea general que ronda por las mentes pensantes de los países desarrollados. Sin embargo, tiene sus pegas. El economista Antoni Cunyat cuestiona la metodología porque encuentra que “están sobre representadas las compañías de marketing, publicidad, y poco representadas las de trabajo mas rutinarios (construcción y manufactureras)” la segunda pega es que “ el estudio debería haberse hecho comparando dos empresas similares: en una implementar la jornada de 4 días y en la otra no. Ahí si puedes comparar”. Y hay una tercera pega para el economista, se habla de productividad y “ no habla de como afectó a los beneficios, a los costes. El estudio dice que es positivo porque los ingresos de las empresas no se vieron afectados. La evidencia para mi es insuficiente, desde el punto de vista de las variables de las empresas”.

El experimento español

En España, hasta el momento, solo 6 empresas han implantado la jornada laboral de 4 días. El Ministerio de Industria español publicó a finales del pasado mes de enero la apertura del concurso para que pymes del sector industrial -y consultoras especializadas en dicha actividad- presentaran proyectos para optar a parte de los diez millones de euros que el gobierno ha puesto a disposición de aquellas que se comprometan a implantar la jornada de 4 días durante de dos años. A diferencia del experimento realizado en Reino Unido, el plan español contempla que las empresas autoevalúen su productividad y la implantación del modelo en las plantillas.

Antoni Cunyat está seguro de que poquísimas empresas se van a adherir a la iniciativa pero entiende que “sería una ocasión ideal para hacer las cosas de manera diferente, involucrar a científicos y diseñar un experimento para evaluar de forma consistente los efectos de esta política. Si se involucraran científicos y se hace de forma adecuada podríamos ver si la medida es buena o no con evidencia robusta” Tampoco considera que sea el momento, por la coyuntura económica, “estos cambios deben hacerse en épocas de expansión, de bonanza, si queremos que las empresas se adhieran a esta política”. Ni que todo tipo de empresas sean idóneas para adoptarla, aunque a su entender “podría ser beneficioso en determinado tipo de trabajos que son más creativos, donde hay cansancio intelectual.”

El diagnóstico y los pasos previos

Antes de implementar la medida hay que hacer un trabajo previo y pensar cual es el objetivo. Es la recomendación de Manel Fernández Jaria experto en relaciones laborales y en dirección de personas. “Si el motivo es mejorar la productividad, a lo mejor la semana de 4 días no sirve, aunque la aumentemos de momentos-asegura el experto- Porque todos sabemos de la adaptación hedónica de los seres humanos. No sabemos si esa productividad se va a mantener con el tiempo por haber pasado a la semana de 4 días laborables. A la larga volverán a reproducirse los mismos problemas que ya había. Si lo que queremos es atraer talento-añade- no es la única medida. Para cada tipo de problemas hay soluciones importantes previas a la semana de 4 días”.

Definir el propósito es el primer paso para incrementar la productividad y al tiempo mejorar el bienestar de los empleados, según Fernández Jaria, que ayuda a las grandes empresas a cambiar sus políticas laborales. Nos habla de distintas capas que hay que ir superponiendo, como en una cebolla. “La primera capa es definir el propósito, ¿para qué estamos ahi?-indica- cuando está alineado el propósito de la empresa y el propósito del trabajador, tenemos una capa muy potente. La segunda-añade-ser conscientes de que estamos aportando un valor, de que estamos contribuyendo. Es diferente trabajar a crear valor, la gente quiere aportar valor. Y cuando eso ocurre nos sentimos identificados con el proyecto, con la marca. Los valores es otro punto importante, pero no los que aparecen en la página web de la compañía, se operativizan en conductas, y esas conductas son las que hay que ver todos los días en todos los niveles de la organización. Y luego, trabajar el liderazgo, que estén alineados con ese propósito y que su misión sea sacar la mejor versión de los trabajadores”.

Y en España ¿como lo llevamos?

Desde los años 80 el tiempo de trabajo por empleado ha caído más de 5 horas, según una estimación del Banco de España, y calcula que en la próxima década se reducirá en casi tres horas semanales tanto por los contratos a tiempo parcial como por las reducciones de jornada, es decir, con penalización salarial.

Fernández Jaria reconoce que va a ser difícil implantar la jornada semanal de 4 horas en nuestro país, pero asegura que se han encontrado con empresas que han empezado a hacer un cambio cultural muy fuerte, han implementado esa medida complementaria a ese cambio. “Yo creo que un paso previo a la semana de 4 días es empezar a trabajar con la flexibilidad que nos ofrece ahora el mundo del trabajo, las nuevas tecnologías-apunta- hay que explorar medidas anteriores y cuando estén impactando realmente en el sustrato de la organización, implementar, reivindicar o poner en marcha una semana de 4 días puede ser un elemento que refuerce todo eso”.

¿Por qué ahora?

Cada vez tenemos más rotación en las empresas, dificultades para atraer el talento, una cantidad de absentismo muy importante, nos estamos dando cuenta de la productividad en las ocho horas igual no está siendo la que se espera, y hay parte de la jornada en la que no se es tan productivo, las empresa están viendo que cada vez hay más problemas de agotamiento emocional con la empresa, el clima se tensión en muchas organizaciones, apunta el experto. “Todo esto son indicadores de que el mundo del trabajo necesita una revisión, y ante esa revisión se han puesto encima de la mesa muchos debates abiertos. No podemos intervenir si no hay un diagnostico previo. Se trata de hacer lo que necesita mi organización. En este punto yo siempre digo, no podemos intervenir si no hemos hecho un diagnóstico previo”.

El debate va mucho más allá de los números fríos. Es un cambio de modelo que se basa en la confianza y el compromiso. Casi un cambio filosófico en el que está como premisa también enfrentar productividad a bienestar. El economista Antoni Cunyat asegura que es bueno “ que se haya hecho para empezar la reflexión sobre el asunto, pero más que por el punto de vista económico, habría que hacer la reflexión sobre el punto de vista de la sociedad, hacia dónde queremos ir.” Pero advierte de la “competencia bárbara que hay en el mundo, si un país implementa esta medida, en determinados sectores se incrementarán los costes... es positivo de todas formas que se haya abierto el debate sobre esto”.