Un año del último baile: el sector del ocio nocturno, al borde del abismo

Sus trabajadores no han recibido ayudas económicas más allá de los ERTE y muchos locales llevan un año cerrados

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Sala Caravan es un local de espectáculos temático de los años 80. Uno de los muchos protagonistas de la noche madrileña, silenciosa desde hace exactamente un año. El 13 de marzo de 2020, su dueño Manuel, echó el cierre. Al principio pensaba que sería para poco tiempo, pero un año después siguen sin saber cuándo volverán.

Todos sus trabajadores están en ERTE, igual que los empleados de Miguel Ángel, que tiene una discoteca y varios bares nocturnos en Zaragoza. El problema es que los locales siguen teniendo sus gastos fijos. Sin ningún tipo de ingreso ni ayuda económica, Manuel hace tiempo que no puede hacer frente al alquiler y ha recibido una demanda de deshaucio. Aún así no pierde la esperanza y se rompe la cabeza para reinventarse y buscar la manera de abrir cuanto antes. Se ha planteado seriamente abrir en abril, con una programación adaptada en un horario de tarde. Por eso sigue el minuto a minuto de las negociaciones de las Comunidades Autónomas de cara a la Semana Santa, del resultado depende que tenga que retrasar más la apertura.

Tampoco Miguel Ángel ha dejado de dar vueltas durante este tiempo a cómo superar la situación cuanto antes. Desde que tuvo que cerrar todos sus negocios, hace ahora un año, se ha dedicado a investigar posibles soluciones para minimizar el riesgo de contagio en el interior de una discoteca. Con la colaboración de la Consejería de Innovación del Ayuntamiento de Zaragoza han hecho pruebas con medidores de CO2 y purificadores para intentar acelerar la apertura de sus negocios. La idea es crear una especie de pasaporte COVID, no para los clientes sino para los propios locales. Miguel Ángel está especialmente esperanzado con el desarrollo de un purificador de aire que mata las particulas de covid en interiores en 15 minutos. Es consciente de que tienen que invertir en este tipo de tecnología: "No es pan para hoy y hambre para mañana, es invertir para el futuro. Si implementamos estas teconologías podríamos reducir el riesgo a un mínimo grado", ha explicado a COPE.

El ejemplo de Apolo

Desde la Federación Nacional de Ocio Nocturno y Espectáculos también trabajan a destajo para proponer una alternativa segura. El ejemplo a seguir es la prueba que se hizo en la sala Apolo de Barcelona en colaboración con el Hospital Germans Trias i Pujol. 500 voluntarios acudieron a un concierto tras dar negativo en un test de antígenos, ninguno de ellos se contagió. El presidente de la Federación, Tito Pajares, ha planteado a la Comunidad de Madrid que empiece a desarrollar este tipo de pruebas en recintos grandes.

El sector del ocio nocturno da de comer a 300.000 personas de forma directa y a otras 40.000 de forma indirecta. Después de un año sin trabajar, muchos de ellos se han visto en la necesidad de tener que pedir en las colas del hambre dos veces a la semana, porque los ingresos han desaparecido pero los alquileres tienen que pagarlos. En todo este tiempo no han recibido ningún tipo de ayuda económica, más allá de los ERTE. Según Pajares, "el riesgo que tenemos es que el 60% de las salas de música en vivo hayan cerrado definitivamente esta primavera".