La crisis con Marruecos exhibe la debilidad diplomática del Gobierno de Sánchez

El Gobierno marroquí ha querido sacar en las últimas jornadas los colores a nuestro país recordando varios escenarios de importante calado diplomático

Julen Sobejano

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La salida del líder del Frente Polisario y presidente de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Ghali, producida durante la madrugada de este miércoles con destino a Argelia, ha hecho que España supere un nuevo capítulo dentro de la crisis diplomática que vive con Marruecos desde el pasado 18 de abril, fecha en la que Ghali ingresó en nuestro país para ser atendido por coronavirus, y que ha evidenciado la falta de previsión que tiene el Ejecutivo de Sánchez en torno a su política exterior.

La decisión de que Ghali abandonase nuestro país ha llegado horas después de que el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, haya rechazado imponerle medidas cautelares al no apreciar elementos suficientes que lo involucren con ningún delito de los que está siendo investigado en Rabat.

Decisión que España habría comunicado a Marruecos, tal y como ha indicado el Ministerio de Exteriores en las últimas horas, y que el reino alauita ha aprovechado para apuntárselo como un nuevo tanto, al entender que este proceso se ha llevado a cabo tal y como ellos habían pedido.

Rabat sube el tono para compararlo con la crisis catalana

No en vano, su salida no quiere decir que las relaciones entre Marruecos y España hayan mejorado, o que suponga un 'carpetazo' en la crisis diplomática que dura ya dos meses. La nueva crisis con el país vecino inició cuando Ghali, ingresó, bajo una identidad falsa, en nuestro país para ser tratado por coronavirus en un hospital de Logroño. Sin embargo, no ha sido el único momento tenso que se ha producido en los últimos meses, ya que las palabras de Iglesias en favor de la soberanía del Sahara, consentidas por Moncloa, ya consiguieron abrir una crisis diplomática con Marruecos.

El líder del Frente Polisario está acusado por nuestro país vecino de ser autor material de detención ilegal, torturas y lesa humanidad, y la decisión de que el Ejecutivo de Sánchez acogiese a Ghali sin el conocimiento del reino alauita ha conseguido, incluso, que el conjunto de los partidos políticos marroquís se hayan puesto de acuerdo pare reprochar esta actitud a España.

En este sentido, el Gobierno marroquí ha querido sacar en las últimas horas los colores a nuestro país recordando, por ejemplo, la férrea defensa de la unidad nacional que ha defendido Rabat con la crisis separatista catalana ha sido siempre estar del lado del Gobierno. "Durante la crisis catalana Marruecos no optó por la neutralidad y fue uno de los primeros en ponerse del lado de la integridad territorial y la unidad nacional de su vecino el norte de forma clara y contundente", se lee en un comunicado hecho por el Ministerio de Exteriores marroquí en las últimas horas.

El Gobierno, superado por la tensión expuesta por parte de Marruecos

Marruecos, no en vano, ha sabido jugar sus cartas y ha querido dejar claro a nuestro país que ambos deben ser aliados estratégicos, especialmente en ciertas áreas como la inmigración. Más todavía tras la llamada que Estados Unidos ha mantenido con Marruecos, en la que la administración de Joe Biden rindió su apoyo al país. Un gesto de gran calado y que Sánchez no ha podido conseguir desde que el republicano accediese a la Casa Blanca.

A la salida de la embajadora de Marruecos de nuestro país, hay que añadir que durante estos dos meses en los que se ha conseguido tensionar las relaciones y el PSOE ha mirado a otro lado, España ha sido testigo de la mayor crisis humanitaria que se recuerda, con la llegada de hasta 8.000 inmigrantes a las costas ceutíes.

Una llegada, no en vano, que se ha producido de forma premeditada y organizada, acompañada en gran medida por la pasividad con la que trabajaron los servicios policiales del país, pero que han conseguido poner en jaque a los servicios de información españoles así como al Ministerio de Exteriores e Interior, que tras haber pasado de puntillas sobre este asunto, se han visto desbordados ante la situación generada y han tenido que sacar al Ejército para garantizar la integridad de la frontera.