Cuatro años del triunfo de Sánchez en las primarias del PSOE: de estar desterrado a tener el control absoluto

En estos cuatro años el ahora presidente del Gobierno ha conseguido minimizar las críticas internas que vivió duante sus primeros años como secretario general

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno

Javi GarcíaJulen Sobejano

Publicado el - Actualizado

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Se cumplen cuatro años desde que el PSOE pusiese fin, al menos de manera pública, a una de las mayores crisis internas que ha vivido a lo largo de su historia. Con la verdadera amenaza de que un joven partido, que afirmaba traer la 'nueva política', les podía arrebatar ser el partido de la oposición, y bajo el paraguas de dos comicios en las que habían obtenido su peor resultado desde el inicio de la democracia, tres pesos pesados se presentaron a unas primarías que iban a decidir el futuro más próximo del PSOE en los próximos años.

Pedro Sánchez, Patxi López y Susana Díaz fueron quienes intentaron llegar a la secretaría general. Sin embargo, solo Sánchez consiguió el apoyo mayoritario de los militantes, con quienes se había reunido en su particular carrera por llegar a la Moncloa en los meses anteriores. Con Sánchez al frente de la secretaría general, se comenzaba a escribir una nueva página al frente de la formación que pasaba por seguir defendiendo el ‘no es no’ a la investidura de Rajoy y a trabajar con Podemos en una alternativa de Gobierno.

Sin embargo, antes de cualquiera de estas cosas sucediese, Sánchez ideó dentro de Ferraz bajo el 39º Congreso del partido una remodelación de la formación que supuso un nuevo eje vertebral del PSOE. El objetivo, que nunca más se pudiese mediatizar lo ocurrido el 1 de octubre, fecha en la que Sánchez dimitió de su Ejecutiva debido a la nueva filosofía que se había impuesto por una parte del partido.

Un partido de democracia directa, el principal cambio orgánico

El principal cambio que supuso este nuevo congreso fue que el PSOE pasaba de ser un partido de democracia representativa a una formación de democracia directa. Pero no el único. Sánchez, así como las personas de máxima confianza con las que se había rodeado, aprovecharon para darle la vuelta a alguna de las normas que se habían venido aplicando hasta entonces.

Una de las cuestiones, por ejemplo, que aprovecharon para cambiar fue la forma en la que se iba a escoger al secretario general. Desde aquel congreso, que fue avalado por unanimidad, todos los procesos se iban a hacer a doble vuelta en el cual el nuevo secretario general necesitará o bien tener más del 50% de los votos en la primera ronda o imponerse en la segunda, que competirá con quien más apoyos haya conseguido obtener durante la primera de las fases. No en vano, este fue solo una de las cuestiones que se aprobaron en dicho espacio, ya que Sánchez aprovechó esta oportunidad para hacer un partido a su medida.

Voces disidentes, a segundo plano

El resultado ha sido claro: desde pequeña a gran escala el partido está supeditado por máximas personas de confianza de Pedro Sánchez. Algo que ha hecho que las voces disidentes hayan quedado relegadas a un segundo plano. Los casos más recientes los tenemos con Joaquín Leguina, histórico socialista madrileño al que el aparato decidió abrirle un expediente tras mostrar públicamente su apoyo a Isabel Díaz Ayuso para el 4-M.

Sin embargo, Leguina no ha sido el único histórico socialista que en más de una ocasión ha aprovechado su posición para cuestionar la estrategia que ahora desde la Moncloa sigue Sánchez junto a Iván Redondo. Sin embargo, fuentes consultadas por COPE.ES afirman que el hecho de que el secretario general haya conseguido estar en el Gobierno ha hecho que los barones se cuestionen mucho más sus críticas hacia la dirección nacional.

En este sentido, el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, el aragonés Javier Lambán, el castellanomanchego Emiliano García-Page y la secretaria general de los andaluces, Susana Díaz, son a día de hoy las únicas personas que han cuestionado el papel de Sánchez. Con ella precisamente tiene el próximo combate con motivo de las primarias que se van a celebrar en Andalucía en los próximos meses.