Illa, el ministro elegido para tender puentes con Cataluña que se vio sobrepasado por la pandemia
Llegó al Gobierno con una cartera llena de competencias transferidas y con el objetivo de bajar la hinchazón en Cataluña. El coronavirus le ha dado un papel protagonista
Madrid - Publicado el - Actualizado
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"Soy el señor Lobo, soluciono problemas", decía Harvey Keitel en "Pulp Fiction". Algo similar podría aparecer en el curriculum de Salvador Illa, artífice de los pactos poselectorales del PSC y uno de los negociadores que logró la abstención de ERC en el Congreso. Sánchez le devuelve ahora al terreno catalán como candidato del PSC en las elecciones autonómicas del 14-F para rebajar la hinchazón del independentismo. Atrás deja un polémico paso por el Ministerio de Sanidad en el año de la pandemia del coronavirus. La peor pesadilla posible para un hombre que asumió dicha cartera con el objetivo de tender puentes con Cataluña y que se vio sobrepasado por la peor crisis sanitaria del último siglo en España.
Nacido en La Roca del Vallès (Barcelona) en 1966 y suma prácticamente 25 años de militancia socialista. Sus colaboradores más cercanos aseguran que compensa su falta de carisma con una gran capacidad para escuchar y trabajar en equipo. Quizás son estas características las que le han permitido maximizar, mediante alianzas con fuerzas de todos los colores, los resultados obtenidos por el PSC en el último ciclo electoral.
Uno de los pactos más sonados que lleva su impronta es el de los socialistas con JxCat en la Diputación de Barcelona, pero también está detrás de acuerdos con ERC, los comunes, Ciudadanos e incluso con la CUP. Su logro más reciente fue el de conseguir, junto a los negociadores del PSOE Adriana Lastra y José Luis Ábalos, la abstención de ERC para la investidura de Pedro Sánchez. "Si hay voluntad sincera de llegar a acuerdos, se llega", suele decir Illa, que asegura que el secreto para alcanzar todos estos pactos es dar autonomía a los negociadores locales y no intentar monitorizarles desde la dirección del partido.
En el último congreso del PSC fue uno de los más ovacionados, sobre todo cuando se hizo referencia a cómo, bajo su batuta, el partido había logrado unificarse y recoser las heridas que les infligió el "procés" en sus primeros compases. Licenciado en Filosofía por la UB y MBA por la escuela de negocios IESE, no siempre ha sido fontanero de partido, sino que también tiene una larga experiencia de gestión.
Sus primeros pasos políticos los dio en el ámbito municipal, primero en La Roca del Vallès y después en el Ayuntamiento de Barcelona, donde dirigió la gestión económica del último tramo del mandato de Jordi Hereu, para coordinar posteriormente el grupo socialista en la oposición.
También fue director general de gestión de infraestructuras del Departamento de Justicia de la Generalitat durante el tripartito que presidió José Montilla, entre 2005 y 2009. El cargo que ha ocupado durante más tiempo, entre 1995 y 2005, fue la alcaldía de su ciudad natal, a la que accedió de forma accidental cuando el número uno de la lista del PSC, Romà Planas, falleció de un aneurisma cuatro meses después de tomar la vara.