Josu Ternera, el dirigente de ETA que siempre ha escurrido a la Justicia

El ex dirigiente de la banda terrorista sale hoy de prisión por haber varios casos de coronavirus en la carcel parisina en la que está retenido

Francia autoriza la salida de prisión del etarra Josu Ternera por motivos de salud

Julen Sobejano

Publicado el - Actualizado

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El ex dirigente de la banda terrorista ETA José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, alias 'Josu Ternera', va a salir hoy de la cárcel parisina de La Santé, donde se han registrado varios casos de coronavirus. Ternera, que sufre una enfermedad grave, va a permanecer encerrado en un céntrico apartamento de París donde va a continuar sus estudios de Historia en la Universidad de Sorbona, según han confirmado sus abogados.

Esta noticia ha supuesto un jarro de agua fría para la Policía francesa y española, ya que ambas llevan años tras Ternera. Su detención, a finales de mayo de 2019, fue un triunfo para los servicios de inteligencia de ambos países y un duro golpe a la banda terrorista al haber detenido a otro de sus dirigentes históricos.

Su última aparición en público tuvo lugar cuando ETA anunció el fin definitivo de la banda terrorista y su posterior entrega de armas. En esa ocasión, Ternera se dejó ver con otra dirigente histórica de la banda como es Soledad Iparragirre, alias 'Anboto'.

Quién es Josu Ternera

Josu Ternera (1950, Vizcaya) entró a formar parte de la banda terrorista ETA con tan solo 20 años y en 1984 pasó a ser miembro de la cúpula directiva, en pleno apogeo de atentados terroristas en España. Además de ejercer como 'pistolero', Ternera tuvo un perfil político y entró a formar parte de la agrupación abertzale 'Euskal Herritarrok' a comienzos del año 2002 en el Parlamento vasco, donde consiguió ser diputado bajo la legislatura de Patxi Ibarretxe.

En esa faceta política ocupó un cargo relevante dentro en la Comisión de Derechos Humanos y también formó parte del proceso de negociación para la disolución de la banda con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en sus primeros años.

Es en 2002 precisamente es cuando el vizcaíno empieza a tener problemas con la justicia española, tras haber sido citado a declarar por el Tribunal Supremo por ordenar supuestamente el atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza en diciembre de 1987. En el golpe perpetrado por ETA fallecieron 11 personas, de las cuales 6 de ellas eran menores.

Un paso por delante de la Justicia

Las pistas judiciales tenían hacían entrever que Urrutikoetxea formaba parte de la Dirección Nacional de ETA cuando sucedieron estos hechos, y la sala del TS le atribuyó un delito de atentado terrorista con resultado de muerte; diez delitos de asesinato consumado; 73 asesinato frustrado y un delito de terrorismo.

Es en 2002 donde se le pierde el rastro y huye de la justicia española para entrar a formar parte de la lista de los 200 fugitivos más buscados por la Interpol.

La noticia de su liberación ha sido un golpe terrible para la justicia española y francesa. El exjefe de ETA fue arrestado en el parking del hospital de Sallanches en mayo de 2019, cuando había acudido a recibir tratamiento contra el cáncer que sufre después de correr un corto trayecto en coche, desde la vivienda donde permanecía oculto y que está ubicada cerca de Saint Gervais les Bains, a unos 20 kilómetros del centro sanitario.

La detención, en una operación conjunta de la Guardia Civil y la Dirección General de Seguridad Interior francesa (DGSI), se denominó 'Infancia Robada' en alusión a los niños que fallecieron en el atentado de Vich por el que se le perseguía judicialmente.

Ternera, no en vano, ha estado en varias ocasiones en la cuerda floja a punto de ser detenido por la Policía, por eso su detención fue una noticia muy celebrada para los servicios de inteligencia. En 2013, por ejemplo, se percató de que la Policía Judicial francesa estaba tras él cuando se reunía con su pareja y su hijo de apenas dos meses.

También se le vio aquel año por la vieja guardia en Oslo (Noruega), tratando de impulsar un proceso de paz que fracasó. El último rastro que se tuvo de él fue en julio de ese mismo año en un piso alquilado en el sur de Francia y muy cera entre la frontera de España con Andorra. Hasta ahí se desplazó el 12 de octubre de 2016 la gendarmería francesa para su detención, sin éxito.