El legado de Illa al frente de Sanidad: “Ha convertido la pandemia en una batalla política”

Salvador Illa dejará tras el Consejo de Ministros el Ministerio de Sanidad sin comparecer en el Congreso y con el país haciendo frente a la tercera ola de la pandemia

Javi GarcíaJulen Sobejano

Publicado el - Actualizado

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Salvador Illa dejará este martes la cartera de Sanidad, tras la celebración del Consejo de Ministros, para centrarse únicamente en su rol de candidato del PSC en las elecciones catalanas del próximo 14 de febrero. Con su marcha, el político catalán cierra su etapa al frente del Ministerio de Sanidad marcada por la pandemia y por las decisiones que desde sus competencias se han marcado para hacer frente a esta crisis sanitaria sin precedentes en la historia reciente.

Illa deja Sanidad en un momento muy complicado de la crisis sanitaria: en plena tendencia de ascenso de la tercera ola y con el número de contagios y fallecidos aumentando día tras día. Este mismo lunes, Sanidad informaba de que la tasa de incidencia a nivel nacional se situaba ya en 884 casos por cada 100.000 habitantes.

Con esta instantánea, marcada por las restricciones que cada comunidad autónoma ha tomado para hacer frente a la pandemia y con los mensajes de preocupación del sector sanitario ante la situación que se vive en los hospitales, Salvador Illa se marcha a Cataluña para convertirse en el valuarte de Sánchez y el PSOE de cara a los próximos comicios. En este sentido, el balance de sus poco más de 12 meses al frente de la cartera de Sanidad ha provocado diferentes impresiones.

En este sentido, el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Fernández Raya ha suspendido la gestión que Illa ha hecho al frente del Ministerio de Sanidad durante estos meses de lucha contra la pandemia, ya que a su juicio ha convertido la pandemia en una "batalla política".

"El mayor error de Illa ha sido no dejarse asesorar por verdaderos expertos"

Pérez Fernández ha puesto el foco de atención en los asesores en los que se ha apoyado Illa para tomar sus decisiones, ya que según sus palabras no han sido los adecuados: "El mayor error de Illa ha sido no dejarse asesorar por verdaderos expertos en la gestión de esta crisis y convertirla en una batalla política. Respecto a su equipo, no ha sido el adecuado y, en general, no se ha contado con el asesoramiento de los profesionales sanitarios. Pongamos como ejemplo el caso de Fernando Simón, siempre a contracorriente de lo que decían los expertos profesionales desde todos los sectores".

Illa

El presiente del Consejo General de Enfermería ha lamentado que durante su gestión el interés político ha prevalecido en muchas ocasiones, incluso desde su nombramiento antes de la irrupción de la pandemia: "La coordinación ha estado regida por intereses políticos y no con criterios profesionales. Es un mal endémico en este país, que el Ministerio sea una prebenda política y, por ello, pocos sanitarios han ocupado esta cartera en los últimos años".

"Problemas de coordinación y falta de interlocución"

En las últimas semanas hemos podido asistir a las reclamaciones que desde diferentes comunidades autónomas, incluidas algunas del PSOE, se ha hecho al Gobierno de Sánchez para que endureciera las medidas de restricción ante el imparable ascenso de la tercera ola. En este sentido, desde el CSIF lamentan que Salvador Illa se marche del Ministerio de Sanidad sin haber atendido la petición de los científicos y de las comunidades autónomas para endurecer estas restricciones, alegando que ha existido una falta de interlocución y coordinación que ha dejado vigente un problema de gestión dentro del ministerio. Por ello, piden al futuro titular de Sanidad que reactive el diálogo con todos los agentes sanitarios para reforzar las plantillas, planificar recursos y dar respuestas coordinadas.

"A estas alturas de la pandemia, seguimos sin saber de cuántos profesionales de la Sanidad dispone el Sistema Nacional de Salud (SNS) y recordamos que Illa fue el responsable máximo del desabastecimiento de EPIs, que provocó el contagio de más de 55.000 profesionales en la primera ola de la pandemia", ha denunciado el CSIF.

Silencio ante el Congreso en su despedida

Ha sido una de las decisiones que más polémica ha provocado este lunes en la clase política. Salvador su silla en el Consejo de Ministros sin comparecer en la Cámara Baja para hacer balance de su gestión en estos últimos doce meses. Desde los partidos de la oposición se ha mostrado su rechazo a esta decisión, catalogándola de "burla" o "tomadura de pelo" por partidos como PP y Vox.

Pero las críticas a su silencio no se han producido solo por parte de partidos de la oposición, también desde Unidas Podemos, principal socio de Sánchez en el Gobierno de coalición, se han mostrado reacios a la no comparecencia de Salvador Illa.

En rueda de prensa posterior a la junta de portavoces del Congreso, el portavoz de Unidas Podemos-En Comú, Jaume Asens, ha calificado de "error" la decisión de Illa de dejar el cargo este martes: "No puede ser que el ministro salga por la puerta de atrás sin dar explicaciones". El portavoz parlamentario considera razonable que mucha gente pueda pensar que, durante las últimas semanas, el ministro haya actuado más "condicionado por criterios partidistas electorales" que por los sanitarios.

El propio Salvador Illa anunció la pasada semana que tenía intención de comparecer en el Congreso el jueves 28 de enero, a pocas horas del comienzo de la campaña electoral en Cataluña. La agenda del ministro preveía incluir una última comparecencia en la Comisión de Sanidad del Congreso para, entre otros asuntos, presentar un último informe sobre la evolución de la pandemia y la campaña de vacunación iniciada a finales del pasado mes de diciembre.

Un año marcado por la polémica

El hasta ahora ministro de Sanidad, Salvador Illa, daba el salto a la política nacional hace un año como uno de los grandes desconocidos para la sociedad española. Su carrera como filósofo y una de las personas de confianza del secretario general de los socialistas catalanes (PSC), Miquel Iceta, dejaban entrever que su elección pretendía ser uno de los primeros gestos de Sánchez con Cataluña.

Sin embargo, el protagonismo adoptado por la covid-19 ha hecho que el gran desconocido haya pasado a ser ahora candidato del PSC a la Generalitat. Un papel, no en vano, que no se ha traducido por su buena gestión la pandemia. Desde el primer momento España ha ido a remolque en la lucha contra la covid-19, y todos los partidos políticos del arco parlamentario, así como todos los profesionales de la sanidad, han señalado a Illa como uno de los responsables.

España no tomó ninguna medida contra la pandemia hasta mediados de marzo, cuando el virus ya estaba totalmente descontrolado por todo el territorio. Hasta entonces, tanto el ministerio de Sanidad como todos los órganos que asesoraban al Gobierno no veían necesario tomar medidas tajantes contra la covid-19, pese a que organismos internacionales como la OMS pidieron a los países miembro que se guardasen todo el material médico que podían ante lo que podía venir.

El Congreso obliga a comparecer esta semana al ministro de Sanidad, ya sea Illa o su sucesor

De hecho, a comienzos de marzo, Italia ya comenzaba a sufrir de primera mano las consecuencias del coronavirus, mientras que otros países de la Unión Europea comenzaban a tomar las primeras restricciones. España, en cambio, se limitó a lanzar recomendaciones, pero no creían necesario llegar a mayores.

La manifestación feminista del 8 de marzo, el primer acto masivo con la pandemia instalada en el país, precisamente ha sido la primera polémica a las que ha tenido que hacer frente el titular de Sanidad. Durante aquellas fechas tanto Illa como el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, no consideraban que había motivos por los que suspender dicho acto. Una semana después del 8M, en cambio, España arrancaba un largo estado de alarma al que iba acompañado un confinamiento domiciliario durante gran parte de la primavera.

El desastre en la compra de material

Esa falta de previsión hizo que la primera ola pillase desprevenido al Gobierno. Tanto que los hospitales comenzaban a necesitar material que no tenían: mascarillas, guantes, batas… Un caos que obligó a los sanitarios buscar la originalidad entre los materiales que tenían para poder hacer frente a la cascada de pacientes que saturaban sus pasillos.

Esa situación de caos hizo que el Ministerio de Sanidad tuviese que comenzar a buscar proveedores de forma urgente para poder abastecer al país de mascarillas y test de detección suficientes. Con el paso de las semanas, finalmente, el Ministerio firmaba los primeros contratos con diferentes proveedores.

Unos acuerdos, no en vano, que se tradujeron en otra de las grandes polémicas de la gestión de Illa. Y es que Sanidad, en plena primera ola, cerró la compra de los test de diagnóstico de Shenzen Bioeasy Biotechonology a través de Interpharma, una empresa que ejerció como intermediaria. Con ella Sanidad suscribió un contrato por valor de 17 millones de euros que tuvo que romper una vez que se comprobó que los test no eran eficaces. No fue el único patinazo que se ha dado el equipo de Illa en este sentido.

Semanas después volvía a ocurrir lo mismo con los lotes de mascarillas compradas a Garry Galaxy. Unas mascarillas que se repartieron por las comunidades autónomas, con el fin de que llegasen a todo el personal sanitario. Sin embargo, los test de calidad que diversos territorios hicieron dejaron entrever que venían defectuosas, con lo cual no podían ser utilizadas. Algo que volvió a poner en el punto de mira al ministro Illa y a su equipo.

“Es sorprendente que ningún juez haya decidido investigar seriamente la compra de material por parte del ministerio: sobreprecio, proveedores desconocidos, la mayor parte de contratos se ha dado a dedo sin concurso público. Se desconoce la cantidad dilapidada, cuánto dinero se ha perdido. Sé que dentro del ministerio no han podido justificar los productos llegados. Hay problemas internos en departamentos donde no cuadraban las partidas”, dice a este respecto Sergio Alonso, adjunto al director del diario ‘La Razón’, que ha intervenido este lunes en ‘El Cascabel’. Alonso lleva desde la década de los 90 analizando de cerca las gestión que los diversos ministros de Sanidad han hecho al frente de su cartera, lo que le convierte en una de las voces más autorizadas.

Comité de expertos

Sin embargo, las polémicas que han envuelto este año de gestión a Salvador Illa han ido a más. El tono conciliador que iba pidiendo durante los primeros meses de la pandemia, se fue perdiendo durante el verano, donde las comunidades comenzaban a pedir más cogobernaza al Gobierno.

Una de las grandes polémicas que salpicó al titular de Sanidad durante aquellos meses vino precisamente por el famoso comité de expertos que había ayudado al Gobierno en el proceso de desescalda. Estos técnicos y no los criterios políticos, eran los que marcaban poder pasar de una fase a otra, según Sanidad. No en vano, ante la reiteradas ocasiones en las que los partidos de la oposición habían pedido a Sanidad la lista de los expertos, el Ministerio de Sanidad se enrocaba en dar excusas y no la lista de los nombres. Una situación en la que Illa lo único que afirmaba era que había que guardar la privacidad de los técnicos.

A finales de verano, finalmente, fue cuando Illa reconoció que no hubo ningún comité de expertos. "Yo tomaba la decisión en base a informes técnicos de la directora general de Salud Pública. A ella le venía desde el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias avalado por el doctor Simón con su grupo de expertos", explicó en el Congreso de los Diputados.

Guerra con la Comunidad de Madrid

Este primer choque entre comunidades y Gobierno fue la antesala a lo que se produciría meses más tardes, con la llegada del nuevo curso, entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno. Los encontronazos entre la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y el Ejecutivo se han podido vivir en diversos momentos; hasta tal punto que ambas administraciones se han visto obligadas a sentarse frente a frente para poder coordinarse en tomar las decisiones en un mismo sentido.

La decisión que más críticas ha suscitado en este sentido tuvo lugar hace escasos meses, cuando Salvador Illa denunciaba la inacción de Ayuso al superar la incidencia acumulada de 500 casos cada 100.000 habitantes. “Ayuso ha decidido no hacer nada. La paciencia tiene un límite”, dijo Salvador Illa, que vino traducido de un estado de alarma únicamente para la región.

Ayuso rechaza adelantar más el toque de queda para no arruinar la hostelería

EFE/Rodrigo Jiménez

Su salida del ministerio, meses después de tal decisión, se produce precisamente con la incidencia acumulada más alta del país desde el inicio de la pandemia, que este lunes se queda cerca de los 900 casos, y con diversas autonomías con que duplican la incidencia de Madrid en el momento en el que el Gobierno aprobó el estado de alarma para la región. Sin ir más lejos, Extremadura, Murcia y Castilla y La Mancha han superado en las últimas semanas los 1000 casos.

Las tres comunidades autónomas, así como el resto de territorios, han incrementado en las últimas semanas el número total de contagiados por coronavirus, lo que ha obligado a todos los territorios a endurecer las medidas que venían aplicando. Bajo este contexto las autonomías han pedido al todavía ministro un cambio en el estado de alarma o incluso un confinamiento como el de marzo; algo a lo que se han negado desde Moncloa.

Entre los motivos por los que Illa no ha querido en las últimas semanas endurecer las restricciones ha sido la advertencia hecha por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que en sus últimas resoluciones han advertido que accederían a un retraso de los comicios en caso de que las circunstancias epidemiológicas no fuesen las adecuadas. Un cambio en el decreto del estado de alarma, precisamente, podrían provocar un retraso en los comicios de Cataluña, algo de lo que no quiere hablar el ahora candidato del PSC, Salvador Illa, ya que el vuelco electoral que le dan los primeros sondeos podrían desplomarse con el paso del tiempo.

Cifra de fallecidos, en el punto de mira

La gestión de Salvador Illa, que en menos de 24 horas va a estar presente en su último consejo de ministros, tampoco ha conseguido resolver una de las caras menos amables de la pandemia. La cifra de muertos. La última cifra que ha facilitado el ministerio de Sanidad este lunes es de 56.208 fallecidos desde el comienzo de la pandemia.

Datos que han sido puesto en tela de juicio por otros organismos desde el comienzo de la pandemia, que sitúan con 20.000 fallecidos más los hechos públicos por el ministerio. El Instituto Nacional de Estadística (INE), por ejemplo sitúa la cifra de fallecidos ya en 80.202 registradas entre el 15 de marzo de 2020, cuando comenzó la primera ola del coronavirus y el 27 de diciembre de 2020 en relación al mismo periodo del año anterior.

Cementerio Pedro Villasol

Retratos a pedro Villasol, antiguo administrador del cementerio de Torrero de Zaragoza

El ministro abadonará su cargo este martes en la cresta de la tecera ola; después de que este fin de semana precisamente España haya vuelto a batir otro récord al registrar 767 nuevas bajas desde el viernes. Durante su periodo como ministro, además, solo se ha vacunado 2.68% de la población española; un reto al que tendrá que heredará el próximo ministro, o ministra de Sanidad.