Manuel Marchena renuncia a ser presidente del Poder Judicial y del Supremo
“Jamás he concebido la función de juez como instrumento al servicio de una u otra opción política”, afirma el magistrado en un comunicado
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Manuel Marchena, el magistrado elegido por PSOE y PP para presidir el CGPJ y el Tribunal Supremo, ha renunciado al puesto. Así lo ha anunciado este martes en un comunicado al que ha accedido de forma íntegra COPE. Su renuncia constituye un gesto inaudito en democracia.
En su comunicado Marchena explica que se ve obligado a hacer unas precisiones ante "las noticias divulgadas en los últimos días" acerca de su "hipotética designación como presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial". "Jamás he concebido el ejercicio de la función jurisdiccional como un instrumento al servicio de una u otra opción política para controlar el desenlace de un proceso penal", comienza señalando.
Añade que su trayectoria como magistrado "ha estado siempre presidida por la independencia como presupuesto de legitimidad de cualquier decisión jurisdiccional". "El examen de las resoluciones que durante estos años he dictado como magistrado del Tribunal Supremo -de forma esencial como presidente de la Sala de Admisión de las causas contra aforados- es la mejor muestra de que jamás he actuado condicionando la aplicación del derecho a la opción política del querellado o denunciado", agrega.
Y concluye: "Por todo ello anticipo públicamente mi decidida voluntad de no ser incluido, para el caso de que así fuera considerado, entre los candidatos al puesto de presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial".
Su renuncia a ser candidato para presidir el Tribunal Supremo y el CGPJ podría suponer que el magistrado juzgará finalmente el ‘procés’ y redactará la sentencia sobre la declaración unilateral de independencia de Cataluña.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1959, fiscal desde 1985, Manuel Marchena ha presidido en los últimos cuatro años la Sala de lo Penal del Supremo. Bajo su presidencia, la Sala de lo Penal ha actuado con firmeza, unidad y sin discrepancias en un proceso en el que Pablo Llarena, instructor de la causa, ha atraído los focos, pero en el que el papel de Marchena ha sido fundamental.
Considerado conservador, se le reconoce su prestigio, su capacidad de diálogo y su moderación. Esas características fueron determinantes para que el Gobierno haya aceptado que el candidato preferido por el PP presida el CGPJ. Compañeros suyos del Supremo inciden en su trato cercano y en su particular sentido del humor.
Elogian en especial el control que ha llevado de todos los asuntos que pasaban por esa Sala, hasta tal punto que creen que sería difícil que hubiese pasado un asunto tan controvertido como el caso de la sentencia de las hipotecas en una Sala como la de lo Penal.
Y es que durante el mandato de Marchena, según apuntan algunos jueces consultados por Efe, la Sala de lo Penal ha celebrado "muchísimos plenos", más que con su antecesor, Juan Saavedra, con el objetivo de unificar los criterios de los diferentes magistrados con una base jurídica sólida.
Marchena llegó al Supremo como fiscal de 2004 y fue elegido magistrado de la Sala de lo Penal tres años después para cubrir la vacante por jubilación de José Antonio Martín Pallín. Antes, tras ejercer en la Audiencia de Las Palmas y en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, formó parte de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General en la etapa de Jesús Cardenal.
En 2014, el CGPJ lo eligió por delante de Cándido Conde-Pumpido para presidir la Sala de lo Penal del Supremo y ahora, cuatro años después, el Gobierno y el PP habían pactado que presida el Supremo y el CGPJ. Sin embargo, el magistrado ha renunciado a ser candidato a este puesto.