El PSOE dice basta a Iglesias: “Sólo atiende su guion”

El ala socialista confía en encarrilar los ánimos en la coalición tras el 14-F

El PSOE dice basta a Iglesias: “Sólo atiende su guión”

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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El vaso de la paciencia tarda en llenarse, pero una vez repleto difícilmente tolera una gota más. La órbita socialista del Gobierno va liberándose de ataduras para dar paso a golpes sobre la mesa por la “política de filtración y ruido” de Unidas Podemos. El hartazgo con la “deslealtad” y “la falta de seriedad” atribuida al socio minoritario tiene en el punto de mira a Pablo Iglesias: “Él sólo atiende su guión”. La frase resume el malestar latente con el vicepresidente segundo, disparado en las últimas horas por su cuestionamiento de la calidad democrática de España.

Siempre han sido peliagudas de digerir para el ala del PSOE las salidas de Iglesias pero más aún ahora, cuando el Ejecutivo lleva encadenando choques en las últimas semanas. Uno tras otro. Por la futura Ley de Vivienda, por la filtración del proyecto Trans, por el incendio con las pensiones, por la competición para cambiar el Código Penal al calor del “caso Hasel”, por un acelerón a la ley de Igualdad de Trato, etc, etc. Y, además, el discurso de Iglesias contra el Estado de Derecho al mantener que España sufre “anormalidades democráticas”, por la situación de los líderes separatistas catalanes del golpe del 1-O.

“¡Somos Gobierno!”, oponen sin ocultar su irritación con la actitud del socio minoritario. “Es impresentable”, sentencian. De puertas adentro porque ningún miembro del Consejo de Ministros, tampoco Pedro Sánchez, pidió este martes explicaciones a Pablo Iglesias por su andanada. De hecho, el líder de Podemos no tomó la palabra en toda la reunión del Gabinete. Por ello, María Jesús Montero buscó, primero, negar la existencia de polémica alguna, luego, sortear la cuestión en varias ocasiones, para, finalmente, contextualizar el ataque de Iglesias en el marco de la campaña catalana y hasta en un supuesto deseo de mejora de la democracia. Todo ello en una tentativa de la ministra portavoz de soslayar un nuevo frente en el Gobierno.

El ambiente, sin embargo, se antoja adverso, tal y como trasladan desde el área socialista y hace cuesta arriba engrasar las relaciones entre socios. En este contexto, Sánchez va lanzando gestos visibles que evidencian un cambio de etapa en el que promete abrirse paso más a menudo el criterio del PSOE. Como muestra, la imposición presidencial de otorgar a Justicia e Interior el mando en la reforma del Código Penal para eliminar las penas de prisión de delitos denominados “de expresión”. El jefe del Ejecutivo frustró de un golpe una iniciativa parlamentaria de los morados cuyo registro habían anticipado horas antes a la Secretaría de Estado para las Relaciones con las Cortes. Oído cocina, La Moncloa se movió con celeridad, lanzó su globo sonda, un mero anuncio, y se hizo con la paternidad de la futurible reforma.

Con todo, colaboradores de Pedro Sánchez tienen meridianamente claro que el Gobierno de coalición tiene vocación de supervivencia. Con sus diferencias y problemas de convivencia. Sin duda. Pero, a la postre, “fuera del Consejo de Ministros, Pablo Iglesias y los suyos carecen de futuro”, gusta repetir el entorno del Presidente que confía en un apaciguamiento de los ánimos de UP tras las elecciones catalanas. Su mejor pegamento, qué duda cabe, es el Poder.

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