La resistencia de JxCat a facilitar un presidente de ERC revive los viejos fantasmas del independentismo

Los independentistas están sirviendo como freno, mediante las diversas exigencias, para desbloquear el Parlament y dar la presidencia al candidato de ERC

Sesion de investidura del presidente de la Generalitat

Patricia Blázquez Serna

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

El pasado viernes fracasó la investidura del candidato de Esquerra Republicana a la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, después de que no fuera capaz de reunir los apoyos necesarios para ser investido presidente en la primera vuelta. JxCat se abstuvo y exigió más tiempo para poder negociar un acuerdo. No obstante, se prevé que la formación haga lo mismo en el segundo debate de investidura de este viernes. Así lo han anunciado desde JxCat, después de que las negociaciones entre ERC y Junts de este fin de semana no hayan prosperado lo suficiente como para llegar a un acuerdo.

Los escollos del pacto entre ambas formaciones

En primer lugar, y uno de los principales puntos de conflicto entre ambas formaciones es el rol de Carles Puigdemont. ERC no reconoce al expresidnet más allá de que es un "represaliado", mientras que JxCat le ve como un referente exterior. En este punto, la hoja de ruta independentista también adquiere una gran importancia. Para los republicanos hay un acuerdo con Junts por emprender la vía del diálogo con el Estado, Junts quiere ir un paso más allá y han prometido en varias ocasiones una declaración de independencia. Por lo tanto, exigen que se prepare un nuevo referéndum unilateral.

Tampoco podemos olvidar el reparto del Govern. ERC tan solo desea reconstruir Cataluña tras la crisis de la pandemia y para ello es clave el reparto de los fondos europeos. ERC desea que el poder sea del 'president', mientras que JxCat desea crear un departamento de Economía con plena libertad de competencias para gestionar los fondo.

En este punto entra también en juego el departamento de Acció Exterior y Relacions Institucionals, que ERC desea mantener, mientras que JxCat quiere tumbarlo. El papel de la CUP también es uno de los asuntos de conflicto: los republicaos creen que la CUP podrá ayudarles a vencer a Junts y decantar el Govern hacia la izquierda, mientras que ellos no contemplan esta posibilidad. El pasado viernes, la diputada de la CUP en el Parlament, Laia Estrada, emplazó a Junts a "hacer pinza" para mejorar el acuerdo al que han llegado los anticapitalistas con ERC para investir a Aragonès.

Sesion de investidura del presidente de la Generalitat

EFE/Quique García POOL

Los antecedentes de JxCat y ERC

Tras la llegada de la democracia a España, las primeras elecciones catalanas se celebraron el 20 de marzo de 1980. Convergència y Unió fue el partido más votado, con 43 escaños, con diez más que la segunda fuerza política, el PSC. Fue así como el candidato de de CiU, Jordi Pujol fue investido como primer presidente democrático de Cataluña, gracias a los votos a favor de su partido, de ERC y los 18 diputados de Centristes de Catalunya-UCD. Podría decirse que las relaciones entre ERC y los antecedentes políticos de la actual JxCat comenzaron por aquel entonces.

En las elecciones del 29 de abril de 1984, Jordi Pujol volvió a hacerse con la victoria en las urnas tras obtener 29 escaños más que en las anteriores elecciones. Pujol fue investido 'president de nuevo' gracias a los apoyos de su partido, los once diputados de Coalición Popular y los cuatro diputados de ERC, que optaron de nuevo por apoyar al líder de CiU.

En los comicios del 29 de mayo de 1988 tuvieron lugar las terceras elecciones al Parlamento de Cataluña tras la instauración de la democracia. Por tercera vez consecutiva, CiU se hizo con la victoria en las urnas, pero esta vez con una amplia mayoría absoluta, lo que permitió a Pujol continuar como 'president'. Esta vez, ERC votó en contra de la investidura de Jordi Pujol. Estrategia similar que se llevó a cabo en las siguientes elecciones de 1992, cuando CiU obtuvo una nueva mayoría absoluta, lo cual permitió a Pujol continuar al frente de la Generalitat por cuarta legislatura consecutiva sin el apoyo de ERC, que por aquel entonces también votó en contra.

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En noviembre de 1995, Jordi Pujol se hizo, una vez más, con la victoria en las elecciones autonómicas. No obstante, esta vez no logró la mayoría absoluta tras obtener 60 diputados (la mayoría era de 68). En la primera ronda, ERC votó en contra de la investidura de Pujol. No fue hasta la segunda cuando gracias a su abstención, junto a la del PSC y el Partido Popular, el candidato de CiU se hizo por quinta vez con la presidencia.

En octubre de 1999, en unas nuevas elecciones, el PSC fue el partido más votado con Pasqual Maragall al frente, CiU tuvo más escaños debido al sistema electoral. Jordi Pujol fue elegido de nuevo 'president' de la Generalitat gracias a los votos a favor del Partido Popular tras el pacto del Majestic entre ambas formaciones por el que se comprometían a apoyarse de forma mutua, lo que sirvió para que ERC quedara fuera de la ecuación y se abstuviera. No obstante, la formación tendría esta elección muy en cuenta de cara a los pactos futuro.

No fue hasta los comicios del año 2003 cuando Artur Mas se puso al frente de CiU. Fue así como, tras optar por el Partido Popular en las elecciones de 1999, ERC le quiso devolver a la moneda con seis años de tripartito y votó a favor del líder del PSC, Pasqual Maragall, junto a ICV, para investirle presidente. De hecho, aún asoma en cada campaña por parte de los posconvergentes. En el año 2006, ERC se decantó de nuevo por el PSC para investir al líder de los socialistas, José Montilla, como 'president'. Este sería el último año del comúnmente conocido como 'tripartito catalán'.

En el año 2010, tras la victoria de Artur Mas en las urnas y gracias a la abstención del PSC en la segunda ronda, CiU consiguió volver de nuevo a la Generalitat. En esta ocasión, ERC votó en contra ambas rondas. Dos años más tarde, Artur Mas volvió a hacerse con con la presidencia del Govern gracias al apoyo de ERC. En las siguientes elecciones, CiU pasó a convertirse en Convergencia Democrática de Cataluña (CDC). En esta ocasión, ERC volvió a acceder y se integró en una coalición junto a los derecha independentista en Junts pel Sí, liderado por Artur Mas, quien perdió en ambas rondas de investidura. Fue así como el líder de JxSí dio paso a su sucesor independentista, Carles Puigdemont, que gracias al apoyo de su propio partido y de la CUP, consiguió la presidencia. Recordemos que hasta entonces, los herederos de JxSí no eran independentistas sino nacionalistas. No fue hasta la llegada de Puigdemont cuando su ideología se torció hacia el independentismo.

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EFE/Robin Townsend

Los pactos han seguido marcando el desarrollo de las siguientes elecciones. Junts pel SÍ se integró junto al PDeCAT liderado por el propio Puigdemont, que dio como resultado al actual Junts per Catalunya (JxCat). Con la llegada de Ciudadanos al Congreso y la vuelta del ERC, la victoria de JxCat volvió a estar marcada por las diferencias entre unos y otros. Fue así como ERC votó a favor de la candidatura de Joaquim Torra y de la formación de una Mesa del Parlament con una amplia mayoría independentista.

Con todos estos pactos sobre la mesa, queda demostrado que ERC ha facilitado en gran parte la presidencia del conocido como espacio convergente de CiU, los actuales JxCat. No obstante, los independentistas están sirviendo como freno, mediante los requisitos y las diversas exigencias, para desbloquear de nuevo el Parlament y dar la presidencia al candidato de ERC, Pere Aragonès. De hecho, todas las encuestas apuntan a que mañana martes, Aragonès fracasará de nuevo en la segunda ronda de investidura, y deja, por lo tanto, la presidencia del Govern en el aire a la espera de conseguir el ansiado apoyo de JxCat para hacerse con la Generalitat.