Sánchez elude expresar ante Mohamed VI la integridad territorial de Ceuta y Melilla

Coincidiendo con la visita, el Boletín Oficial del Estado ha publicado un convenio entre España y Marruecos sobre cooperación en materia de seguridad

Ricardo Rodríguez

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“La política con Marruecos es del Presidente y no de Estado”. Tal aserto llegó a ser blandido en La Moncloa cuando les estalló su bandazo respecto al Sáhara. “Había que cerrar la crisis”, aunque el alto precio a pagar fuera asumir el plan de autonomía marroquí sobre la antigua colonia española para solucionar el conflicto.

Pero el rechazo de las Cortes está quemando a Pedro Sánchez, que ha viajado a Rabat sin más apoyos a su volantazo que los de medio Gobierno y del PSOE. Tras instalarse en la creencia de resolver un conflicto de medio siglo, el mismo Presidente busca restar importancia a su “soledad” con el rechazo de las Cortes al histórico cambio de posición española. Lo ha hecho agasajado por Mohamed VI.

Con el Rey marcando en todo momento el paso, Sánchez ha asumido una declaración conjunta de 16 puntos para construir una nueva etapa en la relación bilateral. Empezando por el reconocimiento por parte de España de “la importancia de la cuestión del Sáhara para Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable”. En este sentido, “España considera la iniciativa de autonomía marroquí como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo”.

Entre sus extremos, la hoja de ruta anuncia la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías que “se restablecerá de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo”. Precisamente, “las conexiones marítimas de pasajeros entre los dos países se restablecerán de manera inmediata y gradual hasta la apertura de todas las frecuencias”. Con ese mismo enfoque, se iniciarán los preparativos para la operación Paso del Estrecho o “se relanzará y reforzará la cooperación en el ámbito de la migración”.

“Estamos en el inicio”, según las propias palabras de Sánchez, en conversación informal con los periodistas que le hemos acompañado hasta Rabat, y los resultados parecen llegar. “Se irán sucediendo noticias”, adelantó el jefe del Ejecutivo. La Moncloa hablaba ya de movimiento estratégico en las horas previas al viaje. “Se desencadenarán cosas muy positivas”, incidía enigmático a su llegada de Sánchez a la capital alauí.

“La reapertura de las fronteras no tardará mucho”, incidía su equipo. Pedro Sánchez se declara satisfecho, aunque regresa sin arrancar un pronunciamiento expreso sobre la estabilidad de Ceuta y de Melilla, a la que él mismo sí hacía una referencia explícita en su misiva dirigida al Monarca. “España no habla de su integridad territorial con nadie”, defienden en el entorno presidencial. Sin embargo, se pronuncia sobre otras soberanías.

Un convenio lejano

Coincidiendo con la visita, el Boletín Oficial del Estado ha publicado un convenio entre España y Marruecos sobre cooperación en materia de seguridad y de lucha contra la delincuencia. El acuerdo quedó sellado en Rabat el 13 de febrero de 2019 y entrará en vigor el 30 de abril. Tres años llevaba pendiente de ratificación por parte las autoridades marroquíes. El Gobierno ha atribuido la tardanza al “procedimiento legal”. Es decir, primero autoriza el Consejo de Ministros, firma posterior con su desarrollo técnico y finalmente es ratificado por las Cortes. “Solo tras todo el proceso es publicado en el BOE y entra en vigor”. Sin embargo, su sanción deja traslucir de nuevo que es Mohamed VI quien maneja los tiempos.