La desconocida historia del cementerio del Vaticano: dos vagabundos y un niño argentino enterrados

Muy pocos saben que ahí están enterrados dos vagabundos y un niño argentino

ctv-21u-img-1439

Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Hoy el Papa Francisco Francisco celebrará la misa por los fieles difuntos en el Cementerio Teutónico de forma estrictamente privada sin la participación de los fieles. Tras rezar por las personas que están ahí enterradas se acercará hasta las Grutas Vaticanas para rendir homenaje a los Pontífices fallecidos.

Este cementerio es uno de los rincones más serenos y desconocidos del Vaticano, alejado de los recorridos turísticos, pero a la sombra de la basílica y muy cerca de la Casa de Santa Marta, donde vive el Papa Francisco.

Es un terreno ajardinado, cercano a la tumba de san Pedro, oculto por altos muros y que, según la tradición, fue adquirido por el emperador Carlomagno a finales del siglo VIII. Ocupa parte del espacio del Circo de Nerón, lugar de martirio de muchos de los primeros cristianos.

Aunque en su recinto se encuentran sobre todo las tumbas de nobles y príncipes alemanes y holandeses, no todos saben que allí también están enterrados dos vagabundos.

ctv-l6b-img-1437

Un poco de historia

Según los historiadores, en el año 799 Carlomagno fundó en aquel lugar la Schola Francorum. Desde su inicio estuvo muy ligado a miembros de la nobleza de origen alemán que viajaban a Roma por distintos motivos. En 1454, el cementerio y la iglesia tuvieron que ser reconstruidos y fueron precisamente personas ligadas a Alemania quienes contribuyeron económicamente con los gastos. Más tarde en 1876, cerca del cementerio se construyó una residencia para estudiantes de origen alemán.

Dentro del cementerio hay una iglesia, en cuyo lateral se encuentra una capilla donde están enterrados los guardias suizos que cayeron durante el saqueo de Roma en 1527.

La gran mayoría de las personas enterradas son personas nobles de origen alemán y flamenco, que han servido a la Iglesia y que han muerto en Roma

Willy Herteleer y Cesar De Vroe reposan para siempre junto a personajes de “sangre azul”.

Willy Herteleer era un vagabundo de unos ochenta años que había pasado la última parte de su vida en las cercanías de la plaza de San Pedro. Frecuentaba la iglesia de Santa Ana, destacaba por su profunda religiosidad, y se conocía a todos los soldados de la Guardia Suiza. Un día de diciembre de 2014 dejaron de verle y descubrieron que había fallecido en el cercano Hospital del Espíritu Santo. Su cadáver permanecía en el depósito a la espera de que alguien lo reclamara. Tras contactar con la poca familia que le quedaba, a quienes Willy no había visto desde hacía décadas, consiguieron los permisos necesarios para poder enterrarle dentro del Vaticano.

Años más tarde, en enero de 2018, falleció otro mendigo, Cesar De Vroe, a los 65 años. Se le conocía como el “vagabundo de Dios”. Era hijo de una prostituta belga y pasó la mayor parte de su vida en la calle.

Ahora descansa junto a Willy Herteleer, aristócratas de su tierra y también junto a un pequeño niño argentino de 11 años.

La historia de Tomás, el niño argentino enterrado en el Vaticano

El pequeño Tomás, conocido en Buenos Aires como Tomasito, falleció en el año 2013 en Argentina, a los 11 años, víctima de un cáncer.

Desde el año 2015 sus cenizas están enterradas en el único cementerio que se encuentra dentro de las murallas vaticanas, conocido como el Cementerio Teutónico.

El Papa Francisco le conocía de su etapa de obispo en Buenos Aires. Tomasito era sobrino de la secretaria del vicario general del Arzobispado de Buenos Aires, Monseñor Joaquín Mariano Sucunza.

Sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida, sus padres le preguntaron si tenía algún deseo y el mismo aseguró que quería estar enterrado cerca de donde vivía el Papa Francisco, en el Vaticano, “en la otra parte del mundo”.

Cuando transmitieron al Papa el deseo del pequeño de estar enterrado cerca de donde el vivía, el propio Francisco realizó todos los trámites necesarios para que sus cenizas pudieran ser enterradas en el Cementerio Teutónico, donde reposa desde el año 2015.