El eco de Pinochet en las elecciones chilenas: el conservador que lidera las encuestas defiende al dictador

Chile acude este domingo a las urnas en unas elecciones inciertas a la par que cruciales para el futuro del país

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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"Cambios profundos" y "más seguridad" son algunas de las razones que repiten los chilenos que este domingo acudirán a las urnas para elegir al sucesor del hoy presidente, el conservador Sebastián Piñera, en unas elecciones consideradas las más inciertas y cruciales de las últimas décadas.

Con un alto índice de indecisos y poca confianza en las encuestas, los dos candidatos que tienen más posibilidades de pasar al balotaje son el izquierdista Gabriel Boric, un exlíder estudiantil de 35 años que quiere ampliar el papel del Estado hacia un modelo de bienestar parecido al de Europa; y José Antonio Kast, un conservador que busca reducir el papel del Estado. También tienen opciones de ir a la segunda vuelta el 19 de diciembre cartas más moderadas, como la democristiana Yasna Povoste y el oficialista Sebastián Sichel.

La relación entre Kast y Pinochet

Kast, uno de los favoritos según las encuestas, ha generado una inmensa polémica en los últimos días de su campaña, por sus referencias a Pinochet. Kast ha intentado moderar su discurso, pero su estrategia ha saltado por los aires la pasada semana en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros con unas declaraciones que despertaron críticas y aún le siguen pasando factura.

Kast quiso diferenciar el régimen de Augusto Pinochet (1973-1990) -al que se refiere como "Gobierno militar"- de la situación actual de Cuba, Nicaragua y Venezuela porque, en su opinión, la transición en Chile se dio tras unas "elecciones democráticas", en las que "no se encerró a los opositores".

"No hay punto de comparación con lo que ocurre en las dictaduras de Cuba, donde llevan más de 70 años de dictadura, ni con la narcodictadura de Venezuela y ni con la dictadura de (Daniel) Ortega en Nicaragua", expresaba y añadía, "dígame si las dictaduras entregan el poder a la democracia y si hacen una transición a la democracia y se respeta. Eso es lo que no hacen otros países y en Chile se hizo".

Su complacencia con la dictadura militar no es nueva. De hecho, apoyó la continuidad del general en el plebiscito de 1988 y suele repetir que este votaría por él de estar vivo. Defiende su legado económico y uno de sus muchos hermanos fue además ministro del régimen.

Kast ha recibido críticas de sus rivales directos, en concreto el izquierdista Gabriel Boric, uno de los grandes favoritos, aseguraba hace unos días que en el programa electoral del defensor de Pinochet "hay una serie de actos discriminatorios que ponen en riesgo avances que han sido sustantivos en materia de derechos humanos".

Los puntos clave del programa electoral de Kast

Su programa no ha estado tampoco exento de polémica. En lo económico defiende posturas liberales que pasan por la desregulación de los mercados, la reducción a lo mínimo del Estado, la privatización de la gran minera Codelco y la bajada drástica de los impuestos. Mientras que en lo social quiere eliminar el Ministerio de la Mujer, consagrar el concepto de familia tradicional y construir una "zanja" en el norte para frenar la inmigración ilegal, al más puro estilo Trump.

Se opuso al cambio de Constitución en el histórico plebiscito de 2020 y muchos analistas han alertado de que, de llegar a la Presidencia, podría boicotear el trabajo de la convención encargada de redactar el nuevo texto. JAK, como le llaman sus seguidores, quiso espantar temores en su encuentro con la prensa internacional: "Soy una persona demócrata", dijo, por si había alguna duda.

Con un duro discurso contra la inmigración, el matrimonio homosexual o el feminismo y una posición complaciente con la dictadura, José Antonio Kast es la carta más conservadora en la carrera hacia La Moneda y su fulgurante ascenso en las últimas semanas ha causado un tsunami en la derecha chilena.

Pese a que le gusta venderse como un "outsider", Kast, de 55 años, es un viejo conocido en política: fue diputado durante 16 años, militante por dos décadas en la Unión Demócrata Independiente (UDI) y candidato independiente en las pasadas presidenciales, donde apenas alcanzó el 8 % de los votos.

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