Las imágenes de una Roma vacía
Será difícil volver a contemplar vacía una ciudad de tres millones de habitantes acostumbrada a recibir a una media de 50.000 turistas cada día
Roma - Publicado el - Actualizado
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Aunque a día de hoy la región del Lazio, donde se asienta Roma, es de las menos afectadas del país por el coronavirus, sus habitantes viven con responsabilidad total las medidas de aislamiento, lo que permite sentir el silencio de unas calles habitualmente abarrotadas y con tráfico ingente.
Al principio, antes del aislamiento decretado en todo el país por el gobierno italiano, se respetaba la distancia se seguridad de forma escrupulosa, desaparecieron los abrazos, besos y apretones de manos y el habitual café de media mañana y la costumbre tan romana de tomar el aperitivo a media tarde.
En las tiendas de alimentos y farmacias todos los empleados utilizan guantes y máscaras y son habituales las filas de clientes a la puerta esperando su turno para entrar en los establecimientos, que han establecido un límite de personas en su interior. A la hora de pagar los ciudadanos se colocan entre las cintas adhesivas pegadas en el suelo con la separación obligatoria de un metro y, según se haya organizado cada establecimiento, se desinfectan las manos antes de llegar a la caja.
La estampa increíble de una ciudad en silencio
La situación ha generado un sorprendente silencio en la ciudad. Las imágenes son impactantes. No estábamos acostumbrados a contemplar las famosas escaleras de la plaza de España sin apenas nadie sentado en sus escalones; el interior de la basílica de San Pedro sin cientos de personas haciendo fotografías; la imposibilidad de encontrar un hueco para disfrutar de la Fontana de Trevi; escuchar tus pasos al atravesar el barrio del Trastevere o aproximarte al Coliseo sintiéndote el último superviviente de una película apocalíptica. El silencio es aún más notorio en el centro histórico, donde solo hay censados algo más de 100.000 romanos, habituados a convivir con turistas que han desaparecido.
El coste para una ciudad que vive del turismo será alto. Las cancelaciones hasta el mes de abril se han generalizado. Pero más importante que el dinero es combatir el virus. Y los romanos lo tienen muy claro.