Una gestión impredecible de la pandemia y numerosas polémicas: Boris Johnson en su peor momento
Los cambios radicales en la gestión de la pandemia y las numerosas polémicas en las que se ha visto involucrado Boris Johnson han provocado que peligre su puesto de primer ministro
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La pandemia de covid ha puesto de manifiesto las carencias del primer ministro británico, Boris Johnson. El país ha desarrollado una gestión de la situación impredecible con estrategias totalmente opuestas y que han mantenido a Boris Johnson en el centro de la polémica. Pero no solo ha sido la gestión de la pandemia lo que ha comprometido la carrera política del primer ministro británico, también sus irresponsables comportamientos saltándose las restricciones para hacer fiestas y reuniones.
Este miércoles tuvo que disculparse por uno de los mayores escándalos, la fiesta de Downing Street a la que acudió en pleno confinamiento y ha asegurado que "debería haber actuado de manera diferente". Sobre este suceso ocurrido el 20 de mayo de 2020, ha explicado que pensó que era un "evento de trabajo". Este acontecimiento ha tenido mucha repercusión y han surgido numerosas presiones para que dimita como primer ministro, pero se ha limitado a pedir perdón.
Una gestión de la pandemia impredecible
El coronavirus sorprendió a toda la población del mundo y la mayoría de gobiernos optaron por tomar medidas muy restrictivas con confinamientos para frenar la transmisión de la enfermedad. Sin embargo, Boris Johnson no aplicó estas duras restricciones e hizo que la pandemia afectase especialmente a la población británica en el inicio de esta. Las noticias que llegaban desde China y otros países como Italia en las primeras semanas de marzo eran alarmantes, pero el primer ministro no tomó en serio estas informaciones y lo acabaron pagando los ciudadanos del país, sufriendo más muertes de las que se habrían producido de haber implantado medidas antes.
La situación era insostenible y Boris Johnson se vio obligado a imitar las restricciones de otros países e imponer el confinamiento nacional casi dos semanas después de que lo hiciese, por ejemplo, España. Comenzó así una etapa de duras medidas para evitar el aumento de casos, unos meses de precaución que chocaban con el discurso de semanas antes del primer ministro británico sobre la pandemia.
En el verano de 2020, como la mayoría de países, las restricciones se relajaron por el descenso de casos, pero estableció algunas drásticas medidas como las cuarentenas para viajeros procedentes de algunos países que consideraban de riesgo como España. Con la llegada del otoño, como en el resto de países europeos, volvió a establecer el confinamiento.
No todo fueron malas decisiones. Boris Johnson apoyó la campaña de vacunación con las dosis de AstraZeneca e inició a proteger a la población el 8 de diciembre, siendo uno de los países pioneros. Pese al inicio de la inmunización a los colectivos de riesgo, impuso el confinamiento y a medida que la situación mejoró fue retirando restricciones hasta el 19 de julio dio por finalizadas las restricciones.
La llegada de la variante ómicron supuso un nuevo bandazo de la administración de Reino Unido. La mayor parte de los países optaron por la cautela para ver cómo se desarrollaba la situación. España optó por el equilibrio entre salud y economía, pero Boris Johnson volvió a mostrarse impredecible. Primero, alertó de que ómicron no era una variante más leve, que había que mantener la precaución y que no duraría en implantar restricciones más duras si fuese necesario. Esto hizo que un sector de su partido se posicionase en contra del primer ministros británico y amenazasen con una moción de censura.
Con su cargo en peligro y ómicron batiendo récords, Reino Unido volvió a anunciar otro bandazo en la gestión de la pandemia. Boris Johnson pasó en menos de un mes de alertar por la nueva variante a anunciar en los últimos días de 2021 que se está estudiando un modelo de convivencia con ómicron sin restricciones con una vacunación masiva.
Polémicas al margen de la gestión de la pandemia
Todos estos vaivenes en la gestión de la pandemia han puesto contra las cuerdas a Boris Johnson y su carrera política se tambalea. Los bandazos en la gestión han manifestado un liderazgo impredecible y marcado por la incertidumbre. Pero no solo su puesto corre peligro por sus estrategias, también se ha visto envuelto en numerosas polémicas durante la pandemia que han desgastado aún más su figura.
Una de las que más repercusión y polémica generó fue la fiesta del 20 de mayo de 2020 que se produjo en Downing Street y por la que este miércoles Boris Johnson ha pedido perdón. Las informaciones sobre este evento en pleno confinamiento detallan que un centenar de personas fueron invitadas por correo electrónico por el secretario de Johnson, Martin Reynolds, a asistir a una fiesta con bebida y comida en los jardines de la sede gubernamental. Tanto el primer ministro como los asistentes negaron tal evento, pero finalmente Boris Johnson ha pedido perdón por este suceso. El miembro del Parlamento británico por el Partido Conservador ha asegurado en una entrevista que "simplemente salían de sus propias oficinas a un jardín seguro" y que la fiesta es una "parte integral del número 10 de Downing Street".
Este fue el incidente más sonado de Boris Johnson de la pandemia, pero no fue el único. Cinco días antes de esta fiesta, el 15 de mayo de 2020, se filtraron imágenes de Boris Johnson y su personal con botellas de vino y comida en el jardín de Downing Street, algo que justificó asegurando que "estaban en el trabajo hablando de trabajo".
El 13 de noviembre de 2020, con el nuevo confinamiento impuesto escasos días antes, fuentes aseguraron a la BBC que parte del personal de Downing Street participó en un encuentro con Carrie Johnson en el piso donde vive la pareja. El 27 de noviembre los medios de comunicación aseguraron que se celebró un acto de despedida para el asesor Cleo Watson, donde los asistentes bebieron y Johnson pronunció un discurso.
En diciembre de 2020 hubo numerosas polémicas. El día 10 el ministerio de Educación afirmó que sus miembros celebraron una reunión con comida y bebida para agradecer su labor. El 15 de diciembre la BBC notificó que se celebró un concurso navideño para el personal de Downing Street en el que se filtró una foto de Boris Johnson sentado con dos amigos. Un día después, el ministerio de Transportes se disculpó por una fiesta que se produjo en sus instalaciones. Por último, dos días más tarde, "Daily Mirror" publicó que se había celebrado una fiesta navideña, lo que el Gobierno negó. Sin embargo, un vídeo obtenido por ITV muestra a la entonces secretaria de prensa, Allegra Stratton -que ya ha dimitido-, bromeando sobre este presunto evento.
Además, el pasado 6 de diciembre de 2021 se publicó que se habían encontrado trazas de cocaína en 11 de los 12 baños que se habían examinado del Parlamento británico, tanto en los cercanos a la prensa como en los que están situados cerca del despacho de Boris Johnson. A estos lavabos solo pueden entrar personas acreditadas, por lo que supuso la enésima polémica que rodeaba a Boris Johnson.
Los bandazos de su gestión y las numerosas polémicas de los miembros de su administración han provocado que la figura del primer ministro británico se tambalee. Diferentes sectores presionan a Boris Johnson para que dimita, de momento permanece en su cargo, pero estos casi dos años de pandemia, entre unas cosas y otras, podrían haber acabado con la carrera política de Boris Johnson.