Crecimiento con pobreza

El Gobierno insiste en que la economía va bien. Hay datos que lo acreditan. Varios organismos de predicción económica han aumentado sus estimaciones: 2024 terminará con un crecimiento del PIB por encima del 2 por ciento. El sector turístico, que siempre fue decisivo, es ahora una locomotora que tira con fuerza. El empleo, hechos los ajustes necesarios para evitar espejismos estadísticos, se mantiene en buenas referencias. Los fondos europeos, aunque retrasados en su distribución, están siendo eficaces.

Pero los últimos datos sobre pobreza en Europa reflejan un serio problema: el crecimiento económico no alcanza a una de cada cuatro personas que están en riesgo de exclusión social. Somos, con Rumanía y Bulgaria, uno de los países en los que el riesgo de exclusión social es más alto en la Unión Europea.

Hay muchas razones para explicar esta desigualdad estructural. Cuando hay crecimiento, los grupos de más renta incrementan mucho más sus ingresos que los de menor renta. En los niveles de menor renta el ligero incremento de los ingresos que provoca el crecimiento se ve descompensado por un incremento mayor de los gastos. Y en este apartado son fundamentales los gastos en vivienda y alimentos. El precio del alquiler en España es, en muchos casos, el principal factor que provoca el riesgo de exclusión. Las políticas de vivienda, sobre todo las que se refieren al suelo, no han conseguido aumentar la oferta. Más aún, algunas de las medidas que han intervenido el mercado han sido, además, contraproducentes.