LÍNEA EDITORIAL
Imploramos la paz a través de la Madre
Implorar la paz a través de la Virgen es un gesto sencillo que está animado por una firme y poderosa convicción
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En la festividad de la Anunciación, y un mes después de la invasión rusa de Ucrania, el Papa ha convocado a la Iglesia en todo el mundo para que ponga en manos de la Virgen María los sufrimientos de esta guerra terrible, y el empeño de conseguir la paz basada en la justicia. Niños, jóvenes, mujeres, adultos y ancianos, son víctimas del horror en el que la guerra ha sumido a Ucrania. Es una guerra que, además, compromete la paz mundial. En este contexto dramático, la Iglesia acude a la madre de Jesús, a la Virgen María, para encomendarle a la humanidad entera, con especial atención a Ucrania, y a Rusia.
Esta es una jornada de penitencia y de oración, como ha explicado el Papa en una carta dirigida a todos los obispos del mundo, en la que pide que todas las iglesias locales de norte a sur y de este a oeste vivan como una única Iglesia este acto comunitario y público de oración.
Acudir a María de manera unánime y apremiante es un gesto que católicos y ortodoxos comparten. Implorar la paz a través de la Virgen es un gesto sencillo que está animado por una firme y poderosa convicción. Hoy la Iglesia hace visible su profunda tradición mariana, tradición que ortodoxos y católicos comparten. María es la madre de Dios en tanto en la tradición católica como en la ortodoxa. Ella es la intercesora que facilita y desata los enredos del corazón y los nudos de cada tiempo histórico. El bien, pese al horror de la guerra, siempre vence al mal. Encomendar a María esta hora presente debe servir para alumbrar caminos de reconciliación e inspirar proyectos de paz, aplacar la venganza y preservar al mundo de una guerra total.