Línea Editorial COPE: Ocho meses de oprobio

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo lleva ocho meses sin dar noticia sobre el estado del obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, monseñor Rolando José Álvarez Lagos, condenado a 26 años de prisión, bajo la patética acusación de “traición a la patria”. Monseñor Álvarez se ha convertido en un testigo elocuente que retrata los excesos autoritarios del régimen nicaragüense. Por no aceptar su juego y no plegarse al exilio forzoso al que se le invitó, el obispo fue rápidamente sentenciado y trasladado al Sistema Penitenciario Nacional Jorge Navarro, conocido como La Modelo, en Tipitapa. Desde entonces, y tras una minina prueba de vida, concebida como propaganda del propio régimen, ocho meses de silencio y oprobio nos dan buena cuenta de la deriva del Gobierno y de su concepción de la democracia.

No han faltado ejemplos concretos de que la persecución de la Iglesia ha sido piedra angular de la represión por parte de la dictadura nicaragüense en todo este tiempo. Avergüenza que una parte de la comunidad internacional calle y mire para otro lado, en especial la izquierda latinoamericana, con la honrosa excepción del presidente chileno Gabriel Boric, que mientras se llena la boca con palabras como "progreso" y "libertad", no se inquieta ante el atropello al derecho fundamental a la libertad religiosa.

Rolando Álvarez está ofreciendo un testimonio extraordinario desde la fe, ya que está arriesgando su vida y su salud en la cárcel por criticar la violación sistemática de los derechos humanos en su país.