Línea Editorial: "El precipicio de la Ley Trans"
La experiencia de lo que ha ocurrido en los países que se adelantaron a dar carta blanca y ahora se encuentran en un callejón sin salida
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Quienes se oponen a la Ley Trans, aprobada ya en el Senado, no lo hacen por estar en contra de los derechos de las personas, ni en contra de soluciones médicas adecuadas a problemas relacionados con la identidad personal. Lo hacen con argumentos científicos y jurídicos avalados también por la experiencia de lo que ha ocurrido en los países que se adelantaron a dar carta blanca a la posibilidad de que adolescentes y jóvenes cambien de sexo, y ahora se encuentran en un callejón sin salida. No hay que olvidar, por ejemplo, que en el Reino Unido se ha decidido una moratoria para su legislación Trans.
Muestra de la necesidad de abordar las políticas públicas de sexo con rigor son las declaraciones de la relatora especial de la ONU para la violencia contra las mujeres y las niñas, la egipcia Reem Alsalem, que en una entrevista al diario “El Mundo” deja claro que “la Carta de Naciones Unidas no reconoce un derecho a la autodeterminación sin límites”. El derecho a la no discriminación no significa que no deban existir salvaguardas y criterios objetivos para otorgar o denegar la solicitud de cambio de sexo, ha señalado la relatora de Naciones Unidas, algo para lo que “no basta solo la voluntad del individuo”, contra lo que dice la ley española.
Esta defensora de los derechos de la mujer advierte que “en el mundo occidental ya casi nadie recopila datos por sexo biológico… pero la característica del sexo debe seguir condicionando las políticas públicas. Sabemos que el sexo biológico es masculino y femenino. Y no hay más: es la realidad”.