Línea editorial: "¿Habrá quien pare a Ortega?"

La Iglesia ha denunciado los atropellos y llamado la atención sobre las dinámicas de terror que utiliza el Gobierno

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En la Nicaragua de 2018, Daniel Ortega comenzó atacando a la población civil y a los líderes estudiantiles. Después aumentó la presión y atacó a periodistas y políticos de oposición. Más tarde dirigió el poder del Estado contra los empresarios. Ahora son los líderes campesinos los destinatarios de las furias de Ortega y su poderosísima vicepresidenta, a la sazón su cónyuge, Rosario Murillo.

Ortega y Murillo fraguaron su compromiso matrimonial y político en la lucha contra la dictadura de Somoza. Hoy son un tándem que no duda en arremeter contra todos aquellos que amenazan su poder. Lesther Alemán, un joven estudiante que en 2018 plantó cara a Ortega, figura en la lista de los últimos detenidos. Junto a él, ha sido detenido otro candidato a la presidencia de la República, el líder campesino Medardo Mairena. Ortega acumula seis candidatos presidenciales detenidos, que se suman a los veintiún nicaragüenses acusados de traición a la patria.

La Iglesia ha denunciado los atropellos y llamado la atención sobre las dinámicas de terror que utiliza el Gobierno: las detenciones se producen por la noche y sin que haya posibilidad de defenderse, una táctica usada por las dictaduras para demostrar a toda la población que nadie está a salvo. ¿Qué piensa hacer la comunidad internacional y la Organización de Estados Americanos al respecto? Nicaragua corre el riesgo de convertirse en una nueva Venezuela. La historia debería ser maestra y corregir, antes de que sea imposible, el rumbo por el que Ortega y Murillo están conduciendo a Nicaragua.