Línea editorial: "El riesgo que asume Navalni"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Putin dio orden de que el líder opositor Alexei Navalni fuese detenido en el aeropuerto de Moscú cuando regresaba de Alemania, país en el que se ha recuperado del intento de asesinato sufrido hace meses. Navalni sabía lo que le esperaba y pese a ello decidió regresar a su país. Ahora está en una celda, solo, y en un supuesto régimen de cuarentena. En realidad Navalni está en prisión preventiva hasta el próximo 15 de febrero, aunque lo que le espera, con seguridad, es una pena de tres años y medio de prisión a la que fue condenado en 2014. Putin no disimula ni frente a los opositores internos ni frente a los países que considera enemigos de Rusia.
Desde hace casi veinte años se ha propuesto restaurar un orden caudillista que le permita mantener por la fuerza un lugar determinante en la comunidad internacional. Es innegable que Rusia mantiene relaciones internacionales estratégicas que sumadas a sus recursos naturales le convierten en un actor político de primer orden. Pero no es menos cierto que Putin necesita legitimar ideológicamente su posición geoestratégica. Según él, la “democracia soberana rusa” sería la alternativa a las obsoletas democracias liberales, en las que, al decir de Putin, las libertades civiles y políticas acaban siendo perjudiciales para los intereses del pueblo. Como caudillo Putin pretende interpretar la voluntad del pueblo, y en eso se basa para decretar la persecución y la represión de quienes se le oponen. En Rusia el disenso se castiga con la cárcel, y a veces conduce a la muerte. Es el riesgo que asume Navalni.