México, la Iglesia y la purificación de la memoria

"Los que se han mostrado molestos por la carta del Papa lo han hecho sin haberla leído previamente"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La carta del Papa Francisco al episcopado mexicano con ocasión del bicentenario de la independencia de su país, ha suscitado polémicas absurdas y zafias por el hecho de pedir en ella perdón por los pecados personales y sociales que no contribuyeron a la evangelización. Una vez más, cuando se trata de criticar al Papa, los que se han mostrado molestos por la carta lo han hecho sin haberla leído previamente y, sobre todo, sacándola de su contexto eclesial, como si el Papa tomase partido en favor de las críticas del presidente López Obrador a la acción colonizadora de España. El Papa Francisco, siguiendo el ejemplo de san Juan Pablo II, ha reiterado la necesidad de purificar la memoria "para fortalecer las raíces y vivir el presente, construyendo el futuro con gozo y esperanza".

En una carta escrita con fina sensibilidad dadas las asperezas pasadas de las relaciones entre México y la Santa Sede, pide también no ignorar las acciones cometidas contra el sentimiento religioso del pueblo, en clara referencia a la persecución religiosa del pasado siglo. Para Francisco, lo importante es recordar los valores que han constituido a México como pueblo, que quedaron para siempre inscritos, hace 200 años, en la bandera nacional, con el triple lema de “independencia, unión y religión”, gracias al llamado Plan de Iguala. El Papa aboga por una relectura del pasado "teniendo en cuenta tanto las luces como las sombras que han forjado la historia del país". No se trata, dice Francisco, de evocar los dolores del pasado para quedarnos ahí, sino para sanar las heridas, cultivar un diálogo respetuoso y construir la fraternidad.

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