LÍNEA EDITORIAL

Ni okupas ni desokupas

Barcelona ocupa hoy un lugar destacado en la prensa nacional a cuenta de la ocupación del edificio La Runa y las demandas trasladadas a la Sareb y al Estado español

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Barcelona ocupa hoy un lugar destacado en la prensa nacional a cuenta de la ocupación del edificio La Runa y las demandas trasladadas a la Sareb y al Estado español. A través de un video publicado en redes, dos representantes de este grupo okupa, emulando la puesta en escena de grupos terroristas y guerrilleros, piden a la entidad creada en 2012 para liquidar activos inmobiliarios procedentes de Cajas de Ahorro y filiales que entreguen las llaves de todas las propiedades y se disuelva. Al Estado le piden que entregue las armas y, finalmente, que se detengan todos los procesos de desahucio en España.

La cuestión es seria. Este grupo que se declara el símbolo de la resistencia anarquista en el corazón de la Barcelona burguesa ha campado a sus anchas, como sucede en otras grandes capitales, sin que el Estado de Derecho tuviera mecanismos diligentes para actuar. Quizás por eso, de manera errónea y peligrosa, ha emergido una respuesta privada que actúa con premura cuando la administración pública se eterniza en sus respuestas.

Es cierto que la falta de vivienda es un problema social, pero la okupación de viviendas es un problema de seguridad pública. Por eso la polémica no está en la batalla campal entre desokupas y antisistema, sino en la urgencia de garantizar el derecho de los propietarios y la seguridad en las calles. Todo lo demás es simple palabrería y oportunismo político en el comienzo de una campaña electoral que no pueden ni ganar ni controlar los extremos.