El pacto sobre las pensiones

Poner de acuerdo a empresarios y sindicatos en España no es difícil si lo que se pretende es ajustar el sistema a los cambios sociales y responder a las necesidades de los trabajadores, de la productividad y del mercado de trabajo. Cuando los acuerdos son políticas ideológicas encubiertas, están llamados al fracaso. Después de meses de negociaciones, la ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, ha logrado con las pensiones, lo que no ha conseguido la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con la jornada laboral.

El acuerdo social al que se acaba de llegar, que tiene como finalidad lograr una serie de ahorros en las pensiones ante la extrema debilidad económica del sistema, ofrece una nueva regulación para mejorar la compatibilidad de empleo y pensión, con lo que se acaba con la división radical entre trabajador y pensionista. Permitirá, entre otras cuestiones, compatibilizar el cobro de la pensión con el salario cuando la jubilación se retrase cinco años. También se han hecho importantes modificaciones en la jubilación parcial. La prórroga voluntaria de la vida laboral ofrece una adecuada respuesta a la crisis actual del modelo de pensiones y a fenómenos sociales como el hecho del aumento de la esperanza de vida, en una sociedad de bienestar que asiste a un profundo cambio en el concepto de trabajo y en las motivaciones de su realización. El trabajo deja de ser una carga de la que hay que liberarse para pasar a ser motivo continuado del desarrollo de la persona a cambio de una adecuada recompensa económica. Con este pacto los trabajadores podrán realizar una salida del mercado laboral más progresiva y flexible, más adaptada a la vida de las personas y a las necesidades del mercado laboral.