Puigdemont se escandaliza

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Redacción digital

Madrid - Publicado el

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En realidad, ninguna de las noticias que vamos conociendo sobre la negociación de un nuevo gobierno en Cataluña constituye una gran sorpresa. Sabíamos bien que Sánchez está dispuesto a conceder a sus socios lo que le pidan con tal de mantenerse en La Moncloa y eso incluye, necesariamente, cuadrar el círculo catalán para que no se le desmonte el puzzle nacional. Estamos acostumbrados a que los independentistas hagan converger todas sus estrambóticas peticiones en una, que se resume en tener más privilegios y más dinero. Al nuevo cambalache que ahora negocia con ERC lo han dado en llamar "financiación particular", y Salvador Illa no ha tenido empacho en defenderla como una solución de justicia para Cataluña, que no debería provocar irritación en el resto de España.

Lo que resulta casi un estrambote es completar a Puigdemont escandalizándose de lo que Sánchez ha ofrecido a Esquerra para conseguir su apoyo a la investidura de Illa. Cabe sospechar que el escándalo lo es con la boca pequeña, y que no sería tal si el ofrecimiento se lo hubieran presentado a él.

Lo que está claro es que a Sánchez le toca tirar de nuevo del manual de resistencia, algo para lo que está especialmente dotado. Pero la situación empieza a ser ingobernable: amnistía, amenaza de referéndum, privilegios a la carta para una casta política y degradación del Estado de Derecho. Las proclamas de solidaridad e igualdad que fueron el santo y seña de los socialistas parecen hoy sepultadas bajo la losa de unos votos necesarios para la supervivencia política de Sánchez.