El sentido de la Cuaresma

Escucha ya la Línea Editorial del domingo 26 de febrero

José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

1 min lectura

Comienza la Cuaresma, el tiempo litúrgico, entre los que divide el año la Iglesia, con peor prensa. Asociada a las privaciones, sacrificios, al ayuno o la limosna, el Papa la compara con la subida a un monte, y más concretamente con la relatada en el evangelio de la Transfiguración. El camino es arduo, solo al llegar a la cima es posible disfrutar del paisaje. Los discípulos obtienen la inesperada recompensa de la visión divina de Jesús, un anticipo de la Pascua, que compensa con creces cualquier penalidad anterior.

Pero no se trata del esfuerzo por el esfuerzo. La Cuaresma es una invitación a buscar momentos de retiro, a poner distancia frente a las mediocridades, y ponerse a la escucha de Jesús. Mediante la oración y la liturgia, en primer lugar, y aprendiendo también a verle tanto en quienes necesitan nuestra ayuda como en el resto de las personas que conforman la Iglesia.

El Papa pide huir de una religiosidad individualista y anima a una vivencia de fe comunitaria en lo cotidiano. Por eso compara la Cuaresma con el proceso sinodal abierto en todo el mundo, a la escucha de lo que tengan que decir los demás, y a la escucha, la Iglesia entera, del Espíritu Santo. También ese camino sinodal tiene sus momentos difíciles, reconoce el Papa.

Existe la tentación de atrincherarse en lo conocido, de igual modo que existe la tentación de romper con todo lo que suene a tradición. Es una metáfora de la vida misma, que exige tomar decisiones con criterio para escoger el camino que lleva a la cima de la plenitud. Camino, advierte el Evangelio, que no será el más sencillo.