LÍNEA EDITORIAL

La toma de Lima

Hoy jueves, en Lima, y en buena parte del Perú, se manifiestan miles de ciudadanos en una protesta política masiva

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

1 min lectura

Hoy jueves, en Lima, y en buena parte del Perú, se manifiestan miles de ciudadanos en una protesta política masiva. La Policía Nacional de Perú desplegará 10.000 agentes. El país ha amanecido con una convocatoria de paro nacional. Las protestas se han lanzado contra el Gobierno y la represión desatada tras la detención del presidente Castillo. El propio Ejecutivo de Dina Boluarte ha reconocido la dureza desplegada. Han muerto jóvenes, manifestantes y policías. Los bloqueos paralizan el país, los transportes están detenidos, las minas han cerrado sus puertas y la producción decae. El país está sumido en el caos y no parece que nadie sepa cómo detener el proceso de descomposición.

La corrupción y el elitismo de la clase política han provocado a lo largo de los años una profunda división en la sociedad peruana. Castillo consiguió que un sector de la población se identificara con él. Hoy está en la cárcel porque creyó que el único modo de hacer política era vulnerando la institucionalidad.

La “Toma de Lima”, como los manifestantes han llamado a las protestas que se suceden hoy, tiene como objetivo la dimisión de la presidenta constitucional, el cierre del Congreso y la asunción de responsabilidades por las muertes sufridas desde la detención de Castillo. Con la ocupación de algunas Universidades, las calles tomadas y las carreteras bloqueadas, Perú se enfrenta a un peligro real de explosión social incontrolada. El país es rehén de la polarización política y de las luchas entre los poderes del Estado. De lo que hoy suceda no solo depende la suerte del Gobierno sino, sobre todo, la suerte de la población peruana.