Línea Editorial COPE: Una Iglesia de todos, una televisión pública de algunos

La Jornada Mundial de la Juventud ha inundado en estos días de color, entusiasmo y sana vivencia de la fe la ciudad de Lisboa

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

La Jornada Mundial de la Juventud ha inundado en estos días de color, entusiasmo y sana vivencia de la fe la ciudad de Lisboa. Cientos de miles de jóvenes, llegados de todo el mundo han celebrado, han cantado, han disfrutado a lo grande y en comunidad de una experiencia que, a buen seguro y como ha sucedido en otras ediciones, dará buenos y abundantes frutos a su tiempo.

Ha sido sorprendente cómo se han volcado los medios de comunicación portugueses, y en particular la televisión pública, para dar una cobertura completa, profesional y rigurosa del evento, colocando el centro en la experiencia que vivían los jóvenes y, por supuesto, en la figura del Papa, y dando a la excepcionalidad y a las debilidades de la propia iglesia su espacio debidamente proporcionado y su contexto. Nos sorprende, por desgracia, sobre todo la comparación.

La Jornada no se celebraba en España y, por lo tanto, no había lugar a una cobertura casi monográfica de los informativos, pero de ahí al tratamiento residual e ideologizado media un abismo. La televisión pública en España, en lugar de dar voz a los jóvenes españoles, más de 75000 solo entre los inscritos oficialmente, ha aprovechado la ocasión para hablar de abusos en la Iglesia; una Iglesia que, como ha repetido el Papa estos días en Lisboa, es una iglesia de todos, que abre sus puertas a todos, y que tiene mucha tarea por delante, también en una España, que es en buena parte tierra de misión. Estas inmensas minorías creativas, esta generación pujante de jóvenes que ya está aquí, va a tener el desafío de ser verdadera luz y sal en medio de una sociedad mayoritariamente indiferente y hostil, que anhela, incluso en muchas ocasiones sin saberlo, una esperanza mayor sobre la que sostener sus días.