Línea Editorial 15/7/2024
Violencia política
El intento de asesinato de Trump el pasado sábado no se entiende sin la polarización y la violencia verbal que domina la vida pública estadounidense en los últimos años
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El intento de asesinato de Trump el pasado sábado no se entiende sin la polarización y la violencia verbal que domina la vida pública estadounidense en los últimos años. Los liberales se sienten moralmente superiores a los conservadores y los conservadores se sienten moralmente superiores a los conservadores. Y, con esta perspectiva, la política se convierte en un vertedero de resentimiento donde se vuelcan las frustraciones personales.
Estados Unidos se construyó gracias a la fecunda tensión entre los valores de la Ilustración y los valores de la fe religiosa. Las dos corrientes y sus seguidores creían que existía la verdad. Las dos corrientes utilizaban palabras que significaban lo mismo para todos. Esa tensión ideal
desapareció hace décadas. La postverdad ha contribuido mucho a erosionar los elementos de la ciudad común que han sido sustituidos por el nihilismo. Es necesario rellenar el vacío. No se puede vivir mucho tiempo en la nada. Y la dialéctica política ha ofrecido a liberales y conservadores un sentido de pertenencia. Un sentido de pertenencia, en este caso tóxico, que necesita para estar en pie de la negación del otro. Y así la radicalización y la violencia verbal acaba por ocupar grandes espacios. La espiral de polarización crece desde hace décadas sin que ninguna de las dos partes tenga capacidad ni voluntad para frenarla.
Estados Unidos, como una buena parte de Occidente, necesita entender lo que en otro tiempo estaba muy claro: la política ayuda a hacer mejor la vida de la gente, pero no puede ser una fuente de sentido basada en la dialéctica del amigo/enemigo.