Madrid se enfrenta ahora a una amenaza de inundaciones por la lluvia y el deshielo

La AEMET apunta ahora a la llegada de una nueva borrasca intensa con lluvia y viento que podría colapsar el alcantarillado de la ciudad tras las fuertes nevadas de la semana pasada

Agencia EFE

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Después de la gran nevada, llegan las lluvias. La borrasca Filomena ha dejado a Madrid, al igual que otras zonas del país, con numerosos desperfectos y una gran cantidad de nieve y hielo en las calles. Sin capacidad ni tiempo para recuperarse, La AEMET apunta ahora a la llegada de una nueva borrasca intensa con lluvia y viento.

Se estima que a partir del próximo miércoles llegue una ola de lluvia y viento fuerte, que va a dificultar las labores de limpieza de nieve. Al peligro de una abundante lluvia, que ya de por sí siempre provoca problemas de tráfico en la capital y anegaciones de las estaciones de metro, se suma ahora el peligro del deshielo. Las precipitaciones pondrán en jaque a los sistemas de alcantarillado que han quedado bloqueados por la nieve. El peligro es que la nieve se fusione con el agua de lluvia hasta crear tal masa de agua que el alcantarillado de Madrid no sea suficiente para drenarlo.

El 112 ya ha reclamado a "ayuntamientos y organismos" de la Comunidad de Madrid que "eliminen elementos con riesgo de caída en arbolado y en cornisas", así como "que lleven a cabo las labores de mantenimiento de imbornales y alcantarillado que permitan evacuar el agua y que no genere un problema añadido a las nieves". En este sentido, desde la ASEM-112 han recordado que la limpieza de las infraestructuras de desagüe "es fundamental para evitar posibles inundaciones en zonas fluviales, bajos de edificios, garajes, y túneles".

Precisamente, el Canal de Isabel II mantiene alrededor de 400.000 imbornales en las vías públicas de los municipios de la Comunidad de Madrid realizando labores de mantenimiento preventivo con una periodicidad que puede oscilar entre uno y dos años, y también a demanda.

LA MITAD DE LAS CALLES DE MADRID, AÚN SIN LIMPIAR

La lluvia de esta semana llega a Madrid en una situación delicada. Hasta el momento, un tercio de las calles de Madrid han sido limpiadas de nieve, lo que supone que muchas vías todavía estén intransitables y esto, a su vez, impida el acceso a los camiones de recogida de basura.

La mitad de las calles de Madrid (4.661 de un total de 9.261) siguen sin ser limpiadas de nieve y hielo una semana después del paso del temporal Filomena, por lo que permanecen cerradas al tráfico, según datos del Ayuntamiento de la capital. De las 9.261 calles de Madrid, están abiertas al tráfico 4.660, con 2.687 kilómetros "practicables", y hay 3.400 kilómetros de itinerarios peatonales transitables.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha defendido que ya se ha despejado de nieve y hielo "una amplia superficie de la ciudad", y que las calles aún cubiertas de nieve y hielo son generalmente vía "pequeñas y en umbría", donde no pueden entrar las máquinas quitanieves y la congelación ha sido más acusada esta semana.

Por otro lado, el alcalde ha informado de que en los próximos dos días se recogerá toda la basura que queda acumulada en las calles de la capital tras el paso hace más de una semana del temporal Filomena, que forzó la suspensión del servicio de recogida. "De aquí al martes tenemos la configuración de que, de manera generalizada, habremos quitado los residuos que todavía quedan", ha declarado durante una visita a la calle de Arturo Soria.

Desde que se suspendió el servicio de recogida de basura el pasado 8 de enero y hasta que se reanudó el día 12 se acumularon 9.000 toneladas de residuos en la ciudad. Aunque ha admitido que hay "determinadas calles" a las que no han llegado los servicios de limpieza, Almeida ha alegado que el Ayuntamiento "está haciendo todo lo posible" por restablecer la normalidad en este frente, y ha agradecido "la paciencia" de los vecinos.

Respecto a los daños al arbolado, Almeida ha señalado que se han habilitado medios para retirar "400 toneladas de ramas caídas", lo que da una idea de la "catástrofe verde" ocurrida en la capital. En áreas como el parque del Retiro o la Casa de Campo se estima que pueden estar dañados el 70 % de los árboles, lo que ha llevado a cerrar indefinidamente tanto estas como el resto de zonas verdes de la ciudad, y el alcalde no se ha atrevido a pronosticar cuándo podrán reabrir.